Descarguemos nuestra cruz en Jesús
«Vengan a mí todos los que están fatigados y agobiados, y yo les daré alivio. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán descanso, porque mi yugo es suave y mi carga ligera»
Mateo 11, 28-30
Todos los días Dios nos deja un aviso grande y visible en nuestro corazón que en ocasiones nos negamos a ver a causa del desespero y el sufrimiento, que no nos deja contemplar la obra tan maravillosa que hace en nuestras vidas, pero hoy a través de Canta y Ora nos dice que dejemos de navegar contra la corriente y nos dejemos amar por Él.
A veces la vida nos hace recorrer caminos tan lúgubres, tan desérticos en los que no se encuentra una solución sencilla, en donde no sabemos qué hacer, a quién acudir o qué oración rezar, algo que nos alivie el desasosiego del momento que parece un hoyo negro consumiendo constamente cualquier sentimiento o pensamiento de esperanza e incluso de fe.
El afán por dejar de sufrir y sentirnos mejor solo incrementa la frustración de que las cosas no pasen como deseamos o en el momento en que lo queremos. Nadie es dueño de su vida, ni puede tener absoluto control sobre ella, solo podemos implorar al Espíritu Santo que nos guíe por el camino correcto, pegaditos de la mano de la Virgen María y confiando en que Dios, conductor de nuestra existencia nos muestre el mejor camino para encontrar alivio.
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El Salvador sabe de nuestros sufrimientos, de nuestras aflicciones y por eso Bernarda Lucía hace referencia a esto, citando a Mateo 11, 28 “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, que yo os aliviaré”. El Señor nos invita a descansar en Él, a dejar de lado todas las preocupaciones que nos agobian, esos pensamientos de fracaso, desilusión y tristeza porque sabemos que todo tiene solución si tenemos a Dios presente en nuestra vida y en nuestro corazón.
“… Descansa en mí, descansa mí, confía en mí, yo no te defraudaré y todo te saldrá bien, confía en mí que yo te aliviaré, descansa en mí… Porque tú eres mi hijo y yo te amo, he escrito tu nombre en mi corazón, porque tú eres mi hijo, te he elegido…” Dios nos habla de muchas maneras y a través de diferentes personas, esta vez de la mano de Bernarda Lucía, que a través de una de sus canciones, en especial Descansa en mí y de sus oraciones nos transmite el mensaje de nuestro adorado padre y nos dice que no estamos solos, que como hijos amados, Él siempre está acompañándonos, que sufre con cada pena que nos aflige, que nos escucha constantemente y atiende nuestras súplicas. Descarguemos nuestra cruz en Jesús, descansemos en sus brazos, en su corazón y déjemos que obre en nuestra vida según los propósitos que tenga para cada uno de nosotros.
Abramos la mente y el espíritu a Dios, demos gracias por las bendiciones recibidas, porque en los momentos de oscuridad también encontramos luz, porque nunca nos abandona y siempre está pendiente de nosotros. No necesitamos verlo ni tocarlo para saber que está ahí y aunque sea en la angustia en donde más lo tengamos presente, no olvidemos aferrarnos a Él sobre todo cuando estemos en los momentos de alegría, donde estamos tranquilos y confiados porque es esos instantes es cuando más agradecidos y llenos del Espíritu Santo debemos estar.
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