El Santo del día
12 de abril
Santa Gema Galgani
![](https://televid.tv/wp-content/uploads/2021/04/12-SANTA-GEMA-GALGANI-286x300.jpg)
Luego de curarse milagrosamente y realizar los ejercicios espirituales que le abrirían las puertas del convento de la Visitación, Gema Galgani estaba impaciente porque pasaban los días sin recibir respuesta a su petición y entonces el 8 de junio de 1899, después de comulgar, se refugió en la oración y puso su desasosiego en manos de Jesús, que se le apareció y le dijo que no se confundiera porque esa tarde le concedería la gracia más grande que ser humano alguno podría recibir de su amor inconmensurable. En efecto poco antes de ponerse el sol, Gema, que continuaba meditando sobre la pasión de Cristo, empezó a sentir los mismos dolores de El Salvador y perdió el conocimiento; al cabo de un rato abrió los ojos y se encontró en la presencia de la Santísima Virgen y de su ángel de la guarda, que la invitó a realizar un perfecto acto de contrición; a continuación la Virgen la cubrió con su manto. En ese momento se le apareció Jesús y de sus llagas abiertas, en vez de sangre, salían finas lenguas de fuego que perforaron las partes correspondientes del cuerpo de la santa: frente, costado, manos y pies, y de ellas comenzó a manar sangre profusamente. A partir de ese momento y por el resto de sus días, todos los jueves desde las ocho de la noche y hasta las tres de la tarde del viernes se reproducían en Gema Galgani los estigmas –incluidas las huellas de la corona de espinas y de la flagelación en la espalda–, acompañados de indecible dolor.
Desde muy pequeña, Gema Galgani (nacida el 12 de marzo de 1878, en Camigliano, Italia), fue introducida por su madre en el amor mariano, en el fervor por la oración y en el deseo de contemplar y vivir la pasión de Cristo; al fallecer su progenitora cuando apenas contaba 8 años, Gema pidió a la Santísima Virgen que fuera su mamá, se le entregó totalmente y con mayor firmeza se aferró a ella cuando tuvo que afrontar varias experiencias lamentables: primero perdió a Gino, su hermano predilecto –que ya era seminarista–, más adelante a su padre que murió en 1898 (hecho que dejó a la familia en la ruina porque los acreedores de su papá se quedaron hasta con las cuatro monedas que Gema tenía en su bolsillo) y de sobremesa, empezó a padecer una dolorosa osteítis que le deformó la columna y le paralizó ambas piernas, sus riñones se deterioraron rápidamente, luego le sobrevino un agudo y permanente dolor de cabeza producido por una otitis purulenta que debía ser drenada –a sangre fría–, mediante lacerantes curaciones que ella aguantaba sin quejarse mientras oraba sin cesar. En vista de que su situación empeoraba, los médicos la desahuciaron, pero ella no perdió la fe y milagrosamente –según la misma santa Gema–, la curó el Corazón de Jesús, el 3 de marzo de 1899, gracias a la intercesión del santo pasionista, san Gabriel de la Dolorosa.
Poco después, Gema Galgani comenzó a sufrir los estigmas y aunque trataba de ocultarlos, el rumor se filtró; mientras un sector de la población la tildaban de loca e histérica y se mofaba de Gema cuando cruzaba las calles para asistir a la eucaristía, otras personas la reconocían como santa y acudían a ella para recibir consejo y sanación. Por esa época, un grupo de pasionistas visitaba a Lucca –ciudad en la que residía– y Gema, que asistía a todas las predicaciones, hizo contacto con el padre Germán de san Estanislao, a quien reconoció como el que Nuestro Señor Jesucristo –en uno de sus coloquios habituales–, le había señalado para ser su futuro director espiritual; luego de confesarla, el sacerdote le ordenó escribir su autobiografía y se la encomendó a la piadosa familia Gianinni, que la acogió como una hija más y aunque le reñían por ello, servía a todos con abnegación; el resto del tiempo, Gema lo invertía en el cumplimiento de la tarea que le había impuesto su confesor y a medida que escribía sobre su propia vida, el dolor semanal de sus estigmas, la penitencia, la oración y el constante ayuno, fueron minando su delicada salud, hasta que el sábado santo, 11 de abril de 1903, santa Gema, murió apaciblemente cuando apenas contaba 25 años. Fue canonizada por el papa Pío XII, en 1940. Por eso hoy, 12 de abril, día de su festividad, pidámosle a santa Gema, que nos enseñe a soportar estoicamente el dolor, por amor a Jesús Crucificado.