El Santo del día
7 de abril
San Juan Bautista de la Salle
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Cuando los calígrafos y los profesores de matemáticas, filosofía, latín y otras disciplinas –que cobraban por sus lecciones–, empezaron a notar que se estaban quedando sin alumnos y todo por culpa de Juan Bautista de La Salle y sus maestros, que enseñaban más, mejor y gratis, cargaron contra ellos, comenzaron a boicotear sus clases y a lanzarles piedras a sus escuelas. Algunas veces ingresaron a sus colegios, quemaron los bancos, los tableros y amenazaron de muerte a los profesores. Incluso entablaron un juicio contra La Salle y a pesar de que él, lo ganó, varios de sus amedrentados compañeros lo abandonaron, pero él no dio su brazo a torcer; depuró su profesorado y con jóvenes maestros voluntarios, comprometidos por vocación, fundó la Congregación de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, en 1684.
Juan Bautista de La Salle, (nacido el 30 de abril de 1651, en el seno de una prominente familia de Reims, Francia), fue muy piadoso desde pequeño y siempre tuvo la convicción de abrazar la vida religiosa, tanto que a los 16 años fue nombrado canónigo de la catedral de Reims; a los 18, ingresó al seminario de san Sulpicio en París; a los 27 años, en 1678, fue ordenado sacerdote y dos años después obtuvo el doctorado en teología en la universidad de la Sorbona. Aunque todos le auguraban una brillante carrera eclesiástica, al retornar a Reims, el padre Adrian Nyel le solicitó ayuda para fundar una escuela destinada a niños pobres, y entusiasmado, lo secundó; poco después su director espiritual, Nicolás Rolland –a punto de morir–, le dejó como herencia la dirección espiritual y la protección económica de la Comunidad de las Hermanas del Niño Jesús –que también trabajaban con la niñez desamparada– y así, su vocación por la educación cristiana quedó sellada. Renunció a sus privilegios de canónigo, repartió su herencia entre los pobres, se dedicó a recoger a los jóvenes irredentos y a los delincuentes en ciernes, y para ello, se ingenió un nuevo método de enseñanza, gratuita, basada en la comprensión, persuasión y paciencia –en reemplazo del acostumbrado castigo corporal–, e impartía las clases en francés y no en latín como era usual y lo hacía por grupos, en contravía de la tradicional educación unipersonal.
En adelante, se centró en expandir su obra por toda Francia, con los Hermanos de las Escuelas Cristianas (hoy se llaman Lasallistas y tienen 1080 colegios, en 82 países) pero con diferentes especializaciones: secundaria; técnicas; escuelas de artes y ciencias; de idiomas modernos y de oficios. Fundó universidades en Reims y Saint-Denis, para la formación de maestros; escribió la Guía de la Escuelas Cristianas, Reglas de cortesía y urbanidad cristianas y muchos otros textos escolares, que aún, se estudian en todo el mundo.
Juan Bautista de La Salle, extenuado por el ayuno y los constantes viajes (que regularmente hacía a pie y pidiendo limosna para su obra), en los que supervisaba sus establecimientos, vio menguada su salud en Rouen y allí murió el Viernes Santo, 7 de abril de 1719; fue canonizado en el año de 1900 por el papa León XIII y en 1950, Pío XII, lo nombró, Santo Patrono de los Educadores. Por eso hoy, día de su festividad, pidámosle a san Juan Bautista de La Salle, que ilumine a los maestros para que puedan formar a los jóvenes como buenos cristianos y mejores ciudadanos.