Oraciones ante el Señor de Prendimiento

1 Señor, te estoy llamando, ven de prisa, 

escucha mi voz cuando te llamo. 

2 Suba mi oración como incienso en tu presencia,

el alzar de mis manos como ofrenda de la tarde. 

3 Coloca, Señor, una guardia en mi boca, 

un centinela a la puerta de mis labios; 

4 no dejes inclinarse mi corazón a la maldad, 

a cometer crímenes y delitos; 

ni que con los hombres malvados 

participe en banquetes. 

5 Que el justo me golpee, que el bueno me reprenda, 

pero que el ungüento del impío no perfume mi cabeza; 

yo seguiré rezando en sus desgracias. 

6 Sus jefes cayeron despeñados, 

aunque escucharon mis palabras amables; 

7 como una piedra de molino, rota por tierra, 

están esparcidos nuestros huesos a la boca de la tumba. 

8 Señor, mis ojos están vueltos a ti, 

en ti me refugio, no me dejes indefenso; 

9 guárdame del lazo que me han tendido, 

de la trampa de los malhechores. 

10 Caigan los impíos en sus propias redes, 

mientras yo escapo libre.

Santo Señor, Oh Dios Padre de Misericordia, 

Por tu nombre santísimo que todo lo puede, 

te elevo esta humilde alabanza 

al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo Trino 

Señor que estas siempre dispuesto a ayudar, 

que nos bendices con tu infinita misericordia, 

alíviame y dame auxilio para redimir mis necesidad 

Haz que yo también reciba tu asistencia celestial 

para que te hagas presente al lado mío, 

en todos los caminos 

y especialmente a la hora de la prueba, 

para que mi fe sea inquebrantable 

y me conduzca a la victoria. Te lo pido por Jesucristo, 

nuestro señor y nuestro hermano. Amén

Mi Dios, mi Amor, mi Jesús y todo mi bien; estampa en mi corazón estas afrentas e injurias que padeciste en el tribunal de Anás, y pues eres mi cabeza, Dios de infinito amor y yo tu miembro, aunque pecador, úneme todo contigo, para que mis pensamientos, obras y palabras, sean gratas a tus divinos ojos. Imprime en mi alma las virtudes que enseñaste, cuando te estrelló contra la tierra, al golpe de un bofetón el alevoso Malco, para que saliéndome de corazón y voluntad toda su práctica, que es señal de ser perfectas, por ellas te desagravie y logre la dicha de ver tu hermosura en la patria celestial. Amén

Oh Jesús, con salivas afeado, libra mi alma y mi cuerpo del pecado. Oh cuello, con tal soga lastimado, libra mi alma y mi cuerpo del pecado. Oh rostro tierno, de mi pecho amado, libra mi alma y mi cuerpo del pecado. Oh Cristo, con crueldades maniatado, libra mi alma y mi cuerpo del pecado. Oh bellísimo rostro abofeteado, libra mi alma y mi cuerpo del pecado. Oh corazón sin lástima angustiado, libra mi alma y mi cuerpo del pecado. Oh mi amor, bien herido y mal pagado, libra mi alma y mi cuerpo del pecado. Amén

Mi Señor, mi redentor, mi amor, por la cruel bofetada que por mí sufriste Sé tú mi amor, pues por mi amor moriste, 

Por las gotas desangre que vertiste, 

Sé tú mi amor, pues por mi amor moriste, 

Por el golpe que en la tierra diste, 

Sé tú mi amor, pues por mi amor moriste, 

Por las palabras que al agresor dijiste, 

Sé tú mi amor, pues por mi amor moriste, 

Por los ojos con que a Malco viste, 

Sé tú mi amor, pues por mi amor moriste, 

Por la garganta que a la soga diste 

Sé tú mi amor, pues por mi amor moriste, 

Por las manos que a al lazo ofreciste, 

Sé tú mi amor, pues por mi amor moriste, 

Por tu tierno corazón tan triste, 

Sé tú mi amor, pues por mi amor moriste. Amén

Amado Jesús, mi Señor y mi Salvador, Tú que eres Dios, pero que también fuiste hombre, tu 

que fuiste tentado como cualquier otro ser humano, por favor dame la fortaleza de rechazar 

el pecado y la gracia de permanecer puro como tu eres. 

Reina en mi corazón con tu Poder, Sabiduría, Amor, Paz, Gracia, Pureza, Misericordia, Gloria 

y Alabanza. Amén

Señor Jesús, Te agradezco por el don de la vida. 

Tú conoces las personas y las circunstancias que 

me han formado ya sea física como emocional y 

espiritualmente. Ellas, y las más íntimas experiencias 

de mi mente y de mi corazón, me han hecho la persona 

que soy ahora. 

Perdóname, Señor, por todas las veces que te he 

fallado, por mi fallos contra mi mismo y los demás. 

Al mismo tiempo, perdono a todos los que me han 

fallado de alguna manera y me han herido. 

Tu eres mi Salvador. Yo quiero descansar sobre tu amante 

Corazón en la seguridad y en la paz, como un niño en los 

brazos de su padre. Yo sé que Tú no me abandonarás. Amén

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