El Santo del día
27 de marzo
Beato Francisco Faá Di Bruno
Retado a duelo por controvertir una orden injusta, el capitán Francisco Faá di Bruno no aceptó el enfrentamiento y prefirió abandonar el ejército en 1853, a pesar de que su carrera iba en ascenso, pues como ayudante personal del príncipe Víctor Manuel, se había ganado su confianza durante la Guerra de Independencia de Italia en 1848, tanto, que al ceñir la corona Víctor Manuel II, le encomendó la educación de sus hijos, pero los anticlericales de la corte se opusieron, porque Francisco Faá di Bruno asistía diariamente a misa, comulgaba, ayunaba y catequizaba. Era extraño que un humanista y erudito de su talla (doctorado por la Universidad de la Sorbona de París, en matemáticas, física y astronomía, además de ser reconocido inventor, cartógrafo, políglota, organista, compositor y director de orquesta y coros) fuera un hombre piadoso, pues de acuerdo con el pensamiento imperante entre los intelectuales de la época: “Dios había muerto”.
Pero Francisco Faá di Bruno (nacido en Piamonte, cerca de Turín, el 29 de marzo de 1825), estaba dispuesto a demostrar que entre Dios y la ciencia, había una perfecta armonía. Mientras ejercía en la Universidad de Turín como profesor de matemáticas, física y astronomía, comenzó su apostolado laico. A partir de 1860, emprendió una colosal tarea, La Obra de Santa Zita, que se convirtió en el eje de toda su creación: una lavandería industrial de la que derivaban su sustento cientos de mujeres; La Enfermería de San José, para las enfermas y convalecientes sin recursos; El Pensionado Hospicio, en el que cuidaba a las ancianas desvalidas; Pensionado para Sacerdotes, que abrigaba a los sacerdotes jubilados y pobres.
Con la ayuda de Don Bosco constituyó un colegio de secundaria para muchachos desamparados y dos escuelas: en la primera educaba a niñas abandonadas y en la segunda formaba maestras y reforzó estas instituciones, con la Biblioteca Mutual Ambulante, que prestaba libros al que quisiera; una tipografía en la que imprimía su propio periódico, El Corazón de María, que fue en su momento el más leído de Italia y abrió un museo de Misiones Católicas. Para atender toda esta labor fundó la Congregación de Religiosas Mínimas de Nuestra Señora del Rosario, que en poco tiempo ya contaba con más cien monjas. Y en 1868, para que no quedaran dudas, Francisco Faá di Bruno, diseñó y comenzó a construir la Iglesia de Nuestra Señora del Sufragio, que aún hoy, es considerada como una de las más bellas de Turín.
El mayor deseo de su vida lo pudo realizar a los 51 años, cuando por una dispensa especial, concedida por el papa Pío IX –a instancias de Don Bosco–, fue ordenado sacerdote el 22 de octubre de 1876 y celebró su primera misa en la misma Iglesia de Nuestra Señora del Sufragio, que él acababa de construir. En adelante, se entregó de lleno a su obra y como mariposa que vuela de flor en flor, atendía todas sus obras, ayunaba, oraba, dictaba matemáticas y astronomía en la universidad de Turín y dejaba rastros de su misericordia por donde pasaba. En esa febril actividad lo sorprendió la muerte el 27 de marzo de 1888 y fue declarado beato por el papa Juan Pablo II, un siglo después. Por eso hoy, día de su festividad, pidámosle al beato Francisco Faá di Bruno, que nos enseñe a repartir mejor nuestro tiempo, para ayudar a construir el reino de Dios en la tierra.