El Santo del día
11 de febrero
Nuestra Señora De Lourdes
Oración a Nuestra Señora de Lourdes
Virgen María, estrella de Lourdes, Ruega por nosotros, Madre de piedad. En la gruta sagrada te revelaste, Mensajera de gracia y pureza celestial. Bernadette, la vidente humilde, Guiada por tu luz resplandeciente. En la fuente de Lourdes, manantial divino, Sanadora de cuerpos y almas afligidas. En tus manos, rosario de esperanza, En tu mirada, refugio de consuelo. Oh Inmaculada, Estrella de la mañana, Intercede por nosotros, tu pueblo tierno. Madre de Dios, abogada de pecadores, En el silencio de la gruta, escucha nuestras plegarias. Nuestra Señora de Lourdes, guía nuestro caminar, Hasta el encuentro gozoso en el cielo, donde podamos descansar.
Amén.
Cuando la hermosa señora vestida de blanco y ceñida la cintura con una banda de tela azul, le pidió que tomara agua y se lavara los pies, Bernardette Soubirous (nacida en Lourdes, Francia, el 7 de enero de 1844), se dirigió al río Gave que pasaba junto a la gruta, pero la dama le señaló la roca que estaba dentro de la cueva y la niña de 14 años, sin dudarlo, se puso a escarbar en la piedra y de ella brotó un manantial cristalino al que, desde entonces, acuden cada año enfermos de todo el mundo en busca de la salud perdida.
La niña que acató dócilmente la orden, la vio por primera vez el 11 de febrero de 1858, en la gruta de Massabielle, en las cercanías de Lourdes, una pequeña población que se encuentra en las estribaciones de los Pirineos entre Francia y España. El 25 de marzo, en una de las 18 oportunidades en que se le apareció –a petición de Bernardette, en presencia de cientos de peregrinos que la acompañaban–, le dijo que ella era la Inmaculada Concepción y le pidió a la niña que orara por los pecadores del mundo y le edificara una capilla en ese sitio; las autoridades eclesiásticas convencidas de la autenticidad de los hechos, autorizaron su construcción, la misma que poco a poco se transformó en una hermosa iglesia que fue elevada a la categoría de basílica por Pío IX, en 1874.
Desde entonces la Ermita de Lourdes en donde se venera a La inmaculada Concepción –cuyo dogma había sido promulgado por el papa Pío IX cuatro años antes de las apariciones de la Virgen–, se convirtió en uno de los santuarios marianos más visitados del mundo; en la actualidad recibe, en promedio, a ocho millones de peregrinos por año.
Por eso el 11 de febrero –fecha de su primera aparición y por tanto de su festividad oficial–, fue declarado –a partir de 1993– por san Juan Pablo II, como “Jornada Mundial del Enfermo”. Así las cosas, hoy debemos hacer una pausa para reflexionar, orar y consolar a los enfermos cercanos y con mayor razón, es la feliz oportunidad de asistir a los que están olvidados y sufriendo en soledad, sus postraciones.