El Santo del día
3 de febrero
San Blas De Sebaste
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Oración San Blas de Sebaste
Oh San Blas de Sebaste, médico de cuerpos y almas,
te invoco con devoción y confianza.
En mi vida he experimentado la importancia de la salud,
tanto física como espiritual, y reconozco
que tus bendiciones pueden ser un bálsamo sanador.
Recuerdo una vez, cuando la enfermedad tocó a un ser querido,
recurrí a ti con una súplica sincera.
A través de tu intercesión, experimenté consuelo y fortaleza.
En momentos de aflicción, he sentido tu presencia tranquilizadora,
como un faro que guía en medio de la tormenta.
Tu legado de sanación perdura a lo largo del tiempo,
y en mi vida, he encontrado consuelo en tu intercesión.
San Blas, protector de gargantas y médico celestial,
te pido que intercedas por mi salud y la de mis seres queridos.
Fortalécenos en cuerpo y espíritu,
y concede tu gracia para superar cualquier aflicción.
Encomiendo a tu bondad mi confianza y esperanza,
sabiendo que en tus manos estamos seguros.
Gracias, San Blas de Sebaste, por tu amorosa intercesión.
Amén.
Atraídos por la cantidad de fieras que descansaban en las afueras de la cueva en donde vivía el obispo Blas de Sebaste, los cazadores encargados de atraparlas para el circo de Agrícola, gobernador de Capadocia, se abalanzaron sobre ellas, pero el asceta que las cuidaba, protegía y curaba se interpuso y el capturado fue él. En la prisión en la que fue confinado a principios del siglo IV, salvó al hijo del carcelero que estaba a punto de morir por una espina de pescado atravesada en la laringe, lo que generó una avalancha de personas que con afecciones de la garganta llegaban de todas partes y se apostaban en las afueras de la cárcel y Blas desde un ventanuco las bendecía y se curaban inmediatamente (por eso es el santo patrono de los otorrinolaringólogos y a él se encomiendan los que sufren de enfermedades relacionadas con la garganta y los pulmones).
Por miedo a que su popularidad eclipsara la suya, el emperador Licinio ordenó que fuera arrojado a un profundo lago, pero él caminando sobre las aguas, invitó a los sacerdotes romanos para que lo imitaran en nombre de su emperador y de sus dioses y al hacerlo, ellos se ahogaron. De regreso a la orilla fue torturado y decapitado un 3 de febrero y desde entonces en esta fecha se conmemora su martirio en todo el mundo especialmente en Paraguay, país del que es su santo patrono.
Por eso en esta época es bueno encomendarnos a san Blas de Sebaste, para que por su intercesión sea sanada la mitad de la población mundial que sufre –especialmente en los países más pobres– de enfermedades respiratorias por causa de la contaminación y los cambios climáticos abruptos, provocados por la irresponsabilidad del hombre en su búsqueda desbocada de placer y confort.