El Santo del día
14 de octubre
San Calixto, Papa y Mártir
Oración a San Calixto, Papa y Mártir
Oh San Calixto, Papa y Mártir valiente, Modelo de fe y servicio ferviente, En la Iglesia, un líder elocuente, A ti acudimos, humildes y deferentes. Tu vida fue testimonio de devoción, Guiando al rebaño con amor y misión, Enfrentaste desafíos con decisión, Mostrando la verdadera religión. San Calixto, mártir de la fe, En la persecución, no cediste, ¡oh qué valiente! Ruega por nosotros con amor y arrobo, Para seguir el camino de Cristo con fervor y buen motivo.
Amén.
Sentado sobre una laja de esa cantera en Cerdeña y saboreando un envejecido pan seco, el esclavo Calixto, con su espalda lacerada por los recientes azotes recibidos, miraba con nostalgia el sol que se hundía atrás del horizonte en el mar, mientras escuchaba a sus compañeros que hablaban de Nuestro Señor Jesucristo y aunque sentía simpatía por esa extraña doctrina, todavía tenía dudas y por eso pensaba que si ese Dios existía, por qué no hacía saltar la cadena que tenía aherrojada a su tobillo. Sin nada que perder, probó suerte y musitó una tímida plegaria pidiéndole al Señor que lo liberara de ese suplicio y no había terminado cuando se acercó el capataz, pronunció los nombres de varios reos entre los cuales el de Calixto, los hizo pasar al frente, ordenó que les quitaran los grilletes y les dijo que por orden del emperador Cómodo, quedaban en libertad.
Calixto, perteneciente a una familia de esclavos, nació en el año 155, en Roma, y por su inteligencia y capacidad para administrar, se ganó desde muy joven la confianza de su amo cristiano, Carpóforo, que lo puso al frente de sus negocios cuando apenas contaba 25 años y los dirigió exitosamente durante un buen tiempo, pero de pronto, inexplicablemente, sus manejos se volvieron dudosos y los acreedores empezaron a acosarlo hasta que la situación se hizo tan tensa que le reclamaron directamente a Carpóforo y éste lo puso en conocimiento de las autoridades. Aunque Calixto trató de huir, fue atrapado y sometido a un severo juicio en el que lo condenaron a trabajos forzados en Cerdeña, en donde permaneció varios años hasta que gracias a la mediación de Marcia, una cristiana que profesaba su fe en secreto y era la favorita del emperador, obtuvo su libertad.
Convencido de la intervención divina en su excarcelación, una vez liberado, se dirigió a Anzio y en los siguientes diez años estuvo sumergido en la oración, en la expiación de sus culpas, en el profundo estudio de las Sagradas Escrituras y a la par adelantó una fructífera labor evangélica que se tradujo en la conversión de buena parte de los paganos de la región, lo cual llamó la atención del papa Ceferino, quien envió por Calixto, lo ordenó diácono y le encomendó el mantenimiento y ampliación de las catacumbas de la Vía Apia (que era el lugar más sagrado de los cristianos en ese momento), a lo cual Calixto, se aplicó con tal celo, que unió todos los ramales, lo convirtió en un complejo único con más de 20 kilómetros de extensión repartidos en cuatro niveles y se calcula que en estas catacumbas hay por lo menos, 174 mil mártires enterrados y entre ellos, 46 papas.
Por su encomiable labor, Calixto fue nombrado secretario personal del papa y encargado de la administración de la Santa Sede. Por eso al morir Ceferino, en el año 117, el pueblo cristiano y el clero se pusieron de acuerdo y lo proclamaron papa. Desde su coronación tuvo que enfrentarse con dos herejías muy nocivas: la primera negaba la Trinidad y la segunda argüía que pecados graves como la apostasía, el adulterio, la fornicación y otros, no podían ser perdonados. Calixto logró derrumbarlas y reforzar los cimientos de la doctrina cristiana tan brillantemente, que desde entonces sus argumentos son la base fundamental del dogma de la Santísima Trinidad, de la sabia explicación de la misericordia divina y el perdón de los pecados.
En vista de que durante su pontificado aumentó considerablemente el número de convertidos, sus enemigos le buscaron la caída: ella se dio, el 14 de octubre del año 222, día en el que San Calixto, oraba con un crecido grupo y como en ese momento se desató un voraz incendio que arrasó el cercano templo de Júpiter, le endosaron la culpa, lo apalearon inmisericordemente y luego lo arrojaron a un pozo profundo en el que murió. Ello explica el porqué no fue sepultado en las Catacumbas, que el mismo san Calixto, había ampliado –por eso llevan su nombre– y en las que fueron enterrados todos los papas del siglo tercero. Por eso hoy 14 de octubre, día de la festividad del papa y mártir, san Calixto, pidámosle que nos ayude a arrepentirnos de nuestras malas acciones, para alcanzar la gloria de Dios.