En la pasada Semana Santa  nos llenamos de reflexiones y actos simbólicos, donde admiramos las maravillas y milagros que Jesús hizo en su camino hacia la cruz por nosotros. 

Jesús es el ejemplo a seguir para una vida santa, donde se luche con las tentaciones, pero confiando en las promesas de Dios,  quien tiene el control y a pesar de nuestros errores, heridas y fracasos, podemos recibir consuelo en sus brazos. Él, tomó nuestro lugar, vivió  según las ordenanzas del Padre, en obediencia y  bondad; aun así fue castigado injustamente, para que pudiéramos ser sanados del dolor físico y espiritual, ¿no es acaso este un motivo para exaltar y glorificar esa gracia inmerecida de Dios? Tengamos la certeza que Él nos dará  esperanza, paciencia y paz para afrontar cada dificultad, asi como nos lo dice las sagradas escrituras en la carta del Apóstol Pablo a los Efesios “Pero Dios es rico en misericordia: ¡con qué amor tan inmenso nos amó! estábamos muertos por nuestras faltas y nos hizo revivir con Cristo: ¡por pura gracia ustedes han sido salvados! nos resucitó en Cristo Jesús y con él, para sentarnos con él en el mundo de arriba” (2, 4 – 6).

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Jesús nos ha regalado su propia vida, para que nosotros pudiéramos ser salvos, tuviéramos tranquilidad y fuéramos salvos. «Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna”(Juan 3,16) Dios nos da una vida nueva, de luz, de santidad, amor y consuelo.

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Inspirado en este favor inmerecido, Tele VID ha preparado para todo el Eje Cafetero un evento pascual “Convertiré tu llanto en danza” el sábado 27 de abril en el Seminario de Dosquebradas en Pereira, donde el Padre Luis Enrique y Carlos Andrés Montoya nos darán las pautas para fortalecer nuestra fe y renovar la esperanza en el amor de la cruz. ¿Has sentido que la vida te ha llevado por caminos difíciles?, pues Jesús nos enseña, a través de aquellos que han dedicado su vida a llevar consuelo y esperanza a los corazones necesitados, a liberarnos del peso del pecado, las culpas y las cargas. No esperes más para tener un encuentro con Dios, crucificar tu dolor y darle paso a una vida nueva.