El Santo del día
29 de mayo
San Beda el venerable
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Oración a San Beda el venerable
Oh San Beda el Venerable,
Patrono de los estudiosos y eruditos,
Te pedimos que intercedas ante Dios Todopoderoso
Para que nos conceda sabiduría y conocimiento en nuestras vidas.
Que tu ejemplo de humildad y dedicación a la verdad
Nos inspire a buscar siempre la excelencia en nuestras tareas
Y a amar el aprendizaje como tú lo hiciste.
Te pedimos que nos guíes en nuestro camino
Y que nos ayudes a mantenernos firmes en nuestra fe
Para que podamos seguir adelante con confianza
Y alcanzar nuestras metas con la ayuda de Dios.
Oh San Beda el Venerable, ruega por nosotros
Para que podamos seguir el camino de la verdad
Y alcanzar la vida eterna en el cielo.
Amén.
Amparados en su aislamiento, los monjes de la abadía de Jarrow supusieron que estaban a salvo de la peste que asolaba a esa región de Inglaterra y continuaron con su ritmo de vida normal, hasta que semanas después del comienzo del brote, empezaron a enfermarse y a morir los trabajadores que se ocupaban de la huerta, entonces los frailes les daban cristiana sepultura, pero luego, ocurrió lo mismo con ellos y paulatinamente se fue diezmando la población del convento, porque los sobrevivientes se contagiaban cuando atendían a los enfermos y una vez fallecidos, los enterraban con sus propias manos. Entre el abad Ceolfrido y Beda –que a la sazón contaba trece años– inhumaron al último de sus compañeros. No obstante, los dos mantuvieron inalterable el ritmo diario (a pesar de que ambos sufrieron los síntomas) y celebraban los santos oficios, como si nada pasara. Poco a poco, con monjes prestados del monasterio hermano de Wearmouth, ubicado a pocos kilómetros, se repobló el claustro y la iglesia conservó a la mayor lumbrera de la alta edad media: san Beda.
Desde los siete años, los padres de Beda (nacido en el año 672, en la misma región de Wearmouth), le confiaron su educación a san Benito Biscop, abad del Monasterio de San Pedro y San Pablo de Wearmouth y de su mano, el futuro Doctor de la Iglesia, recibió una fructífera formación religiosa y humanística, cuyos frutos empezó a cosechar la Iglesia desde muy temprano, porque a los 19 años aventajaba a los más connotados estudiosos de las Sagradas Escrituras y a los 30 –cuando fue ordenado sacerdote–, era una celebridad del mundo cristiano por su vida ejemplar, su erudición y su humildad. Para entonces, ya había adelantado una buena parte de su extensa obra que al final de sus días, abarcaba libros sobre matemáticas, física, astronomía, geografía, ciencias naturales, historia, música, gramática, retórica, poesía y especialmente teología, filosofía, hagiografía y Sagradas Escrituras.
Beda “El Venerable”, como ya lo llamaban, ayunaba constantemente, oraba buena parte de la noche y en la madrugada dormía muy poco; luego de asistir a los oficios matinales dedicaba el resto del día a escribir y mientras lo hacía, dictaba a varios escribientes otros textos, porque según él no le alcanzaba el tiempo para plasmar, él solo, todo lo que pensaba. De esa febril actividad, surgió la mejor y más bien documentada Historia eclesiástica de la nación inglesa, que en realidad es un compendio religioso, histórico y político de Inglaterra, (desde la época de los romanos, hasta su tiempo), compuesto por cinco tomos. Además redactó un tratado de gramática, otros dos de la historia del mundo y fue el primero en datar los hechos como “Antes de Cristo” y “Después de Cristo”.
Sus profundos estudios sobre las Sagradas Escrituras, le permitieron a Beda el Venerable, hacer una reedición de la Vulgata (versión de la Biblia, hecha por san Jerónimo, en el 382), que se convirtió en la Biblia oficial de la Iglesia católica hasta 1966. En su lecho de muerte, le dictó a sus amanuenses la traducción al inglés del evangelio de san Juan y al terminar, ese 25 de mayo del año 735, dijo: “En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén” y expiró beatíficamente. Subió a los altares como san Beda el Venerable y fue declarado Doctor de la Iglesia, por el papa León XIII, en 1899. Por eso hoy día de su festividad, pidámosle a san Beda el Venerable, que nos ilumine en el estudio de la palabra de Dios.