Recientemente, conmemorábamos el día de Santa Mónica, una santa de nuestra Iglesia Católica que con su oración constante y dedicada logró nada más y menos que la conversión de su hijo Agustín, hoy San Agustín, quien pasó de tener una vida absolutamente alejada de Dios (con todo lo que eso implica), a dedicarle enteramente su existencia a Él.
A propósito de esa celebración católica, hoy queremos poner en manos de Dios a nuestros hijos, a rogarle, que los cuide y los proteja en cuerpo y en alma. A pedirle también que nos dé la capacidad de amarlos de tal manera que logremos formar seres humanos llenos de fe, esperanza, valores y ganas de vivir.
Nuestros hijos son nuestro más preciado tesoro, sin duda alguna daríamos la vida por ellos y debemos encomendarnos a Nuestro Señor para que nos dé la fortaleza de educarlos como Tú quisieras. También queremos poner en oración a todos los hijos para que honren a sus padres, para que con sus comportamientos no les causen dolores y angustias; para que sepan retribuirles todo su cariño y dedicación.
En tus manos encomendamos nuestra vida y la de nuestros amados hijos, para que de tu mano y con base en tu voluntad; logremos alcanzar nuestra anhelada vida eterna.
Por: Olga Umaña
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