Hace algunos días en ¿Qué pasa en casa? estuvimos hablando de los tipos de apego y cómo éstos inciden en la adultez. Fue un tema que desarrollamos desde la parte sicológica pero también tuvimos la intervención del escritor Cesar Mejía viéndolo desde el punto de vista de la AMABILIDAD. Y es que tiene mucho que ver, pues el hecho que nuestros apegos y crianza al interior del hogar no hayan formado de la mejor manera nuestra personalidad eso no indica que no podamos moldearnos, porque si empezamos a hacer conciencia de esas carencias y necesidades que tenemos como seres humanos, como padres, hijos, pareja y familia podemos hacer un proceso de cambio y la AMABILIDAD sí que resulta ser una buena herramienta para empezar procesos de transformación personal.
Sabemos que un poco de amor y amabilidad no caen mal a nadie y aunque sean mínimos gestos nos daremos cuenta cómo cambia el humor mismo y el de los demás e inesperadamente convierte un entorno hostil en armonioso: qué tal si saludamos de manera cordial a nuestros vecinos, cedamos el paso o démosle el asiento del transporte público a un adulto mayor, dejemos mensajes sorpresa para quienes más amamos, llevemos algo rico a la oficina para compartir, digamos “buenos días” y “gracias” a los porteros, personal de aseo, policías y conductores de bus, abramos y sostengamos la puerta para alguien, escuchemos sin interrumpir, donemos sangre, sonriámosle a un desconocido, felicitemos a alguien cuando dé su mayor esfuerzo, hablemos con gente nueva y hagamos de ellos nuevos amigos.
No existe acto cordial que sea pequeño o insignificante, hay muchas maneras de ser amables e infinitas oportunidades para practicar, dejemos siempre una huella amorosa.
¿Qué otro gesto de amabilidad agregas para el día a día?
Por: Viviana Arango
2 comentarios