Un Padre presente

Lectura del libro del Eclesiástico 44,1.9-13

«Hagamos el elogio de los hombres de bien, de nuestros padres según sus generaciones. Hay quienes no dejaron recuerdo, desaparecieron como si no hubieran existido, pasaron como si nunca hubieran sido, igual que sus hijos después de ellos.
No así los hombres de bien, su esperanza no se acabó; sus bienes perduran en su descendencia, su heredad pasa de hijos a nietos. Sus hijos siguen fieles a la alianza, y también sus nietos, gracias a ellos. Su recuerdo dura por siempre, su caridad no se olvidará.»

Un padre en Casa genera seguridad, porque con gestos concretos demuestra a sus hijos que no están solos, que hay un respaldo y una compañía incondicional, que estará siempre allí para cuando la necesiten.

Tal vez el mejor legado que puedes dejar como padre a tus hijos, es el tiempo que pasas con ellos. Las conversaciones en la mesa, cuando los llevas al colegio o en ese pasatiempo que comparten juntos, vas dejando desgranada toda la sabiduría y el amor que puedes darles.

Un padre presente tiene tiempo para hablar del amor de Dios y trata de personalizarlo con su ser.

Por el contrario un padre que abandona, que se va, que rehusa su propio ser como padre, deja una estela de soledad y vacío casi irremplazable. Son los padres abandónicos, los que no están, los que luego causan heridas profundas que pueden llevar irremediablemente a sus hijos a una depresión profunda, al sinsentido de la vida o la pérdida de valor propio, que los lanza a toda forma de vicios y males consecuentes. En esos casos sólo una experiencia de Amor de Dios puede sanar el corazón roto por la interminable lista de preguntas: ¿Por qué no estás? ¿Por qué nos dejaste? ¿Podría verte aunque fuera sólo una vez?

Se un padre presente, disfruta la paternidad como el mejor regalo, pues pocas palabras significan todo como esta: Padre.

No es gratuito que la palabra nos inspire tanto en ese sentido:

“Como un padre siente ternura por sus hijos, siente el Señor ternura por sus fieles”

Salmo 103, 13.

Tan valioso es el ser de un padre que Jesús nos mostró en esta palabra todo lo que Dios era para Él y para nosotros. Y lo trataba con ternura, Abbá, Papá.

Seguramente José, también fue un referente de altísima impronta en su corazón. Y tú puedes hacer lo mismo, sé un padre presente en tu hogar. Tus hijos no olvidarán aquello y dirán incluso cuando ya no estés:

Gracias Papá por tanto amor.