A propósito de la reciente conmemoración del DÍA DEL TRABAJO,  en nuestro programa TU DULCE COMPAÑÍA estuvimos rindiéndole un homenaje a todas esas personas que diariamente se levantan con todo el empeño y el compromiso para realizar a cabalidad sus labores. También quisimos generar una  reflexión sobre la posibilidad de santificarnos a través de nuestro trabajo. Haciendo las cosas bien, dando incluso hasta más de lo solicitado, ayudando a crear un clima laboral positivo, aprovechando el tiempo al máximo, estableciendo relaciones empáticas con nuestros compañeros, poniéndonos la camiseta de nuestra empresa y dándole gracias a Dios por tener el maravilloso privilegio de un empleo… podrían ser algunas de esas maneras. 

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El trabajo de las amas de casa merece un capítulo especial pues es una labor subvalorada en muchos casos; y quienes no la valoran no tienen en cuenta que es un oficio con horarios ilimitados, sin remuneración económica como tal, un trabajo silencioso e incansable. A través de éste sí que se puede pensar en lograr ser santos o santas pues cada sacrificio y cansancio si se le ofrece al Señor, y a pesar de eso se hace con amor, es una escalera directa al cielo.

(Mira este video del trabajo con el Padre Angel Espinosa.)

Los empleadores, al ser justos, humanos y cercanos con sus trabajadores están amando al prójimo como a sí mismos; y los empleados al ser honestos, responsables y realizar sus labores con compromiso y con amor también están alabando a Dios. Para ser santos no hay que hacer grandes milagros ni obras grandiosas, basta con hacer las cosas con toda la buena voluntad posible y con el único objetivo de generar ambientes de armonía.

La propuesta es: trabajemos con amor y con alegría y también ayudemos a quienes no cuentan con la fortuna de tener un empleo.