El Santo del día
7 de mayo
Santa Rosa Venerini
Oración a Santa Rosa Venerini
Oh Dios, Tú que inspiraste a Santa Rosa Venerini a dedicar su vida a la educación de las jóvenes, te pedimos que nos concedas su intercesión para que podamos seguir su ejemplo de fe y entrega a los demás. Santa Rosa Venerini, tú que supiste ver en cada joven la imagen de Dios y te dedicaste a formarlas en la verdad y el amor, ruega por nosotros para que sepamos valorar la educación como un medio para alcanzar la plenitud de nuestra vida. Danos, Santa Rosa, la fortaleza para enfrentar las dificultades y perseverar en el camino de la formación y el aprendizaje, para que así podamos llegar a ser personas más sabias, más comprometidas y más felices. Te pedimos también que intercedas ante Dios para que nos conceda la gracia de imitar tus virtudes y seguir tu ejemplo de sencillez, humildad y generosidad. Por todo ello, te suplicamos, Santa Rosa Venerini, que nos acompañes en nuestra vida diaria y nos ayudes a crecer en el amor a Dios y al prójimo. Amén.
Mientras deambulaba desconsolada por las calles de Viterbo, Rosa Venerini rumiaba su dolor por la pérdida de su hermano Domingo, a la que siguió también la muerte de su madre y el matrimonio de su única hermana. En medio de la aflicción cavilaba sobre su futuro que pendulaba entre la soledad y esa vida religiosa que ya había probado en el monasterio dominico de santa Catalina, pero que por la muerte de su padre, tuvo que abandonarla para ponerse al frente de la familia. Esa tarde que vagaba sin rumbo, se percató de la presencia de dos jóvenes mal vestidas acurrucadas en un callejón y entonces Rosa Venerini se arrimó a las forasteras y sin más, las invitó a su casa, allí supo que eran huérfanas y después de que comieron empezó a rezar el rosario, pero como ellas no respondían se detuvo para enseñarles el padrenuestro y el avemaría y en esas se pasaron toda la noche. Al día siguiente Rosa Venerini ya no albergaba ninguna duda sobre su elección: se dedicaría a “educar para salvar”, frase que convirtió en su caballito de batalla.
Consciente de que la ignorancia y el abandono eran males que aquejaban a todas las jóvenes pobres de la región, Rosa Venerini (nacida en Viterbo, Italia, el 9 de febrero de 1656), convirtió su casa en la primera escuela pública femenina de Italia para jovencitas reclutadas en la calle, a las que les enseñaba a leer y escribir, manualidades, algo de latín y terminaba rezando el rosario con ellas y catequizándolas, lo que desató una pertinaz resistencia de buena parte del clero que consideraba que la instrucción religiosa solo podía ser impartida por los curas. No obstante la enconada oposición, en poco tiempo ya no tenía espacio para recibir a más estudiantes y como el efecto de su metodología estaba revolucionando a Viterbo, con el respaldo del sorprendido cardenal Urbano Sachetti, arzobispo de la ciudad, Rosa Venerini inauguró formalmente en un lugar más espacioso, la primera Escuela Pía, en 1685.
Lo demás fue coser y cantar, porque en un santiamén abrió varios establecimientos en la comarca y en vista de la bondad de su proyecto, Rosa Venerini fue llamada por el cardenal Marco Antonio Barbarigo, para que extendiera su misión en Montefiascone y con el apoyo económico de la arquidiócesis, organizó diez escuelas más; a continuación se expandió por toda la región del Lazio, hasta que en 1713, fundó en Roma otra escuela Pía y su fama fue tal, que un día el papa Clemente XI, con ocho cardenales, se apareció de sorpresa en sus aulas, para verificar si eran ciertas todas las bellezas que se decían de esta obra. Luego de escuchar una clase, el pontífice afirmó: “Estas escuelas, santificarán a Roma” y le dio carta blanca para la fundación de la congregación de las Pías Maestras Venerini. Así las cosas, Rosa Venerini inundó a Italia de Escuelas Pías.
Durante sus frecuentes viajes –en función de la apertura de más escuelas– aprovechaba el tiempo para rezar el rosario por las calles, ayunar constantemente y curar, en forma milagrosa, a los enfermos que iban tras ella; con especial énfasis, combatía la esclavitud velada a la que estaban sometidas las mujeres, particularmente las jóvenes, que eran presa fácil de los voraces y acaudalados depredadores que se aprovechaban de su ingenuidad e indefensión. Desgastada por el enorme esfuerzo hecho y con 40 escuelas funcionando, santa Rosa Venerini murió en olor de santidad el 7 de mayo de 1728, en Roma y fue canonizada por el papa Benedicto XVI, en el año 2006. Por eso hoy, día de su festividad, pidámosle a santa Rosa Venerini, que nos enseñe a proteger a nuestras jóvenes de los lobos disfrazados de ovejas.