El Santo del día
19 de mayo
Santa María Bernarda Bütler
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Oración a Santa María Bernarda Bütler
Querida Santa María Bernarda Büttler, te pido que intercedas ante nuestro Padre Celestial por mi vida y la de mi familia. Ayúdanos a seguir tu ejemplo de amor y servicio hacia los más necesitados, y a confiar siempre en la voluntad de Dios.
Que tu vida de entrega y sacrificio por los demás nos inspire a vivir con generosidad y compasión hacia los que nos rodean, y que podamos crecer en nuestra fe y devoción por Jesús y por la Virgen María.
Te pido que nos concedas la gracia de la fortaleza para enfrentar los desafíos de la vida con fe y esperanza, y que siempre podamos encontrar consuelo en la oración y en la comunión con Dios.
Santa María Bernarda Büttler, ruega por nosotros y por todas las personas que necesitan de la ayuda y el amor de Dios en sus vidas.
Amen.
Cuando el presidente Eloy Alfaro comenzó la persecución de los conservadores católicos, puso al clero en remojo y en cuestión de semanas el mandatario –que se había tomado el poder–, expulsó de Ecuador a todos los religiosos, entre los cuales se encontraba la Congregación de las Hermanas Franciscanas Misioneras de María Auxiliadora; entonces su fundadora y superiora, madre María Bernarda Butler, tuvo que salir en menos de 24 horas, con otras 14 hermanas, sin más equipaje que sus hábitos y con el dinero que reunieron, se embarcaron hacia Tumaco (Colombia), sin saber que sería de sus vidas cuando tocaran tierra. Durante la penosa travesía conocieron al padre salvatoriano Macario Dix, que se dirigía a Cartagena y les aseguró que –así como a él– el obispo de la ciudad heroica, monseñor Eugenio Biffi (dada su condición de fugitivas por causa de su fe), también las recibiría a ellas, con efusión. Y en efecto, el 2 de agosto de 1895, el prelado las acogió con los brazos abiertos y las hospedó en una de las alas del hospital de mujeres, que en esa época se llamaba “Obra Pía”. Allí echaron raíces.
Verena Bütler (nacida en Suiza el 28 de mayo de 1848), desde muy niña estaba decidida a abrazar la vida religiosa, pero su contribución a la economía de su numerosa familia, trabajando en el campo –a la par que adelantaba sus estudios primarios–, le hizo aplazar su sueño, hasta que a los 19 años pudo cristalizar su vocación ingresando al convento franciscano de María Auxiliadora de Altstätten, en donde hizo sus votos el 4 de octubre de 1869 y asumió el nombre de sor María Bernarda del Sagrado Corazón de María. Dada su aplicación a los estudios, su obediencia y humildad, su entrega incondicional a la oración y a la penitencia, al poco tiempo ya era maestra de las novicias y luego fue nombrada superiora de ese convento. Y aunque rigió su comunidad durante nueve años con probada eficiencia y santidad, sentía que no era suficiente y por eso cuando supo que el obispo Pietro Schumacher, de Puerto Viejo, andaba buscando misioneras para su diócesis, no dudó en aceptar el llamado y después de obtener la dispensa papal viajó con seis hermanas y llegó a Ecuador a mediados de 1888.
Una vez allí sor María Bernarda del Sagrado Corazón de María emprendió una abnegada labor evangélica, representada en la misericordiosa asistencia a las familias pobres y la catequización de los niños y adultos sumidos en la laxitud moral y la pereza religiosa. Como su labor fue tan fructífera, muy pronto tuvo que abrir casas en varias ciudades y para regentarlas recurrió a la fundación de la Congregación de las Hermanas Franciscanas Misioneras de María Auxiliadora. Cuando todo estaba encarrilado, llegó la persecución, que terminó en expulsión del país.
Ya en Cartagena, María Bernarda Bütler tuvo que empezar de nuevo. Con entusiasmo de aprendiz, dedicó todas sus energías a la atención de los pobres y enfermos de los barrios más abandonados de la ciudad; así surgieron escuelas, colegios, se multiplicó el número de hermanas para atender todos los frentes que incluían la atención de los enfermos en los hospitales y abrió algunas casas en varios países y tres continentes. Con 56 años de vida religiosa y 30 en la dirección de su congregación desde Cartagena, santa María Bernarda Bütler, murió el 19 de mayo de 1924, a los 76 años, en la misma “Obra Pía” que la acogió cuando llegó de Ecuador y fue canonizada el 12 de octubre de 2008, por el papa Benedicto XVI. Por eso hoy, día de su festividad, recordemos y apliquemos su lema: “Abran sus casas para ayudar a los pobres y los marginados. Prefieran el cuidado de los indigentes a cualquier otra actividad”.