El Santo del día
23 de mayo
San Juan Bautista Rossi
![](https://televid.tv/wp-content/uploads/2021/05/23-SAN-JUAN-BAUTISTA-ROSSI-286x300.jpg)
Oración a San Juan Bautista Rossi
Oh San Juan Bautista Rossi,
Tú que dedicaste tu vida al servicio de los enfermos,
Escucha mi oración y ayúdame en mi necesidad.
Intercede por mí ante nuestro Dios misericordioso,
Para que pueda encontrar alivio y curación para mi enfermedad.
Que tu ejemplo de amor y sacrificio por los enfermos
Me inspire a ser paciente y compasivo en mi sufrimiento.
San Juan Bautista Rossi, ruega por nosotros
Y ayúdanos a mantener la fe y la esperanza
En los momentos más difíciles de nuestra vida.
Amen.
Como de costumbre, esa noche buscaba a sus desamparados –en los que según él, veía el sufrido rostro de Jesús– y tras doblar una esquina, percibió en la penumbra a un hombre yacente vuelto contra la pared y al arrimar el candil pudo observar su espalda llena de úlceras. A pesar de que lo llamó con insistencia, el individuo continuó en su mutismo y en la misma posición, entonces lo volteó y se encontró un rostro demudado, salpicado de pústulas, con mirada inexpresiva y un rictus de amargura en las comisuras de los labios. No obstante la débil y silenciosa resistencia que opuso el indigente, el padre Juan Bautista Rossi lo tomó en sus brazos y lo llevó al refugio en el que albergaba la hez de Roma: vagos, expresidiarios, prostitutas y mendigos, y allí lo depositó en una cama limpia, lavó sus llagas, le dio comida caliente, le prodigó cariño y se mantuvo firmemente a su lado, sin hacer caso de las protestas del huraño paciente que temía contagiar –la galopante sífilis que se lo carcomía– a su abnegado benefactor, pero el padre Rossi no se dejó intimidar y por el contrario con mayor celo lavaba y curaba sus repugnantes ulceraciones. Al cabo de algunos días el enfermo se rindió a los cuidados del padre Rossi y, aunque el sacerdote no pudo sanar su cuerpo, sí restañó sus heridas espirituales porque luego de arrepentirse, confesarse y recibir la comunión, murió en santa paz en los brazos del padre Juan Bautista Rossi.
Juan Bautista Rossi (nacido en Voltaggio, Italia, el 22 de febrero de 1698), transpiraba piedad desde su más tierna infancia y su disposición natural para la oración y el estudio no pasó inadvertida para un matrimonio amigo de sus padres que con el permiso de ellos se hicieron cargo del infante y luego propiciaron su traslado a Roma, en donde desde los trece años comenzó su preparación básica y luego, mientras adelantaba sus estudios de filosofía con los jesuitas y más adelante los de teología con los dominicos, ejercía un abnegado apostolado con los pobres en las calles romanas y para hacer más efectiva su labor, Juan Bautista Rossi reclutó a varios sacerdotes y seminaristas y con ellos fundó la Pía Unión de Sacerdotes Seculares que anexó al Hospicio de San Gala (hogar de todos los que no tenían nada), también creado y dirigido por él; una vez ordenado sacerdote a los 23 años. En 1721, Juan Bautista Rossi se lanzó con mayor denuedo a las calles para rescatar a los olvidados y silenciosamente realizaba una encomiable labor en cárceles y hospitales, en los que además de consolar y asistir a presos y enfermos, los redimía espiritualmente. No obstante su fecunda acción, sentía que su misión estaba incompleta, pues las mujeres pobres continuaban irredentas y por eso en 1731, abrió otro establecimiento para acogerlas dignamente y en éste a más de hospedarlas –con un grupo de voluntarias que le colaboraban–, las preparaba para los quehaceres del hogar.
Poco a poco las sabias admoniciones y orientaciones impartidas por Juan Bautista Rossi lo convirtieron en el confesor más respetado y solicitado de la Ciudad Eterna y a él acudían hombres y mujeres de todas las condiciones sociales en busca de la absolución y el reencuentro con la comunión. Juan Bautista Rossi pasaba largas jornadas en el confesionario y de allí salía directamente a los suburbios a ejercer su apostolado, porque –como él mismo lo afirmaba–, todo su tiempo y su ser les pertenecían a los pobres.
Su frágil salud (padecía epilepsia desde su juventud, época en la que abusó de la penitencia, el ayuno y las mortificaciones corporales y por culpa de esas prácticas estuvo a punto de perder la vida), se fue resintiendo, mas no por ello Juan Bautista Rossi bajó el ritmo de su actividad, pero una dolorosa y progresiva enfermedad de los ojos, a la que se sumó un derrame cerebral que sí limitó sus desplazamientos, lo obligaron a dedicar el resto de sus energías al sacramento de la confesión. Al cabo de un año, sufrió un infarto que le produjo la muerte en Roma, el 23 de mayo de 1764, a los 66 años. Fue canonizado en 1881, por el papa León XIII. Por eso hoy, día de su festividad, pidámosle a san Juan Bautista Rossi, que nos enseñe a vivir por y con los pobres.