El Santo del día
15 de mayo
San Isidro Labrador
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Oración a San Isidro Labrador
San Isidro Labrador, patrón de los agricultores, tú que trabajaste con humildad y dedicación en el campo, te pedimos que intercedas por nosotros ante Dios Padre Todopoderoso.
Concédenos la fortaleza y la sabiduría para trabajar con diligencia y honradez, y para ser agradecidos por los frutos que obtenemos de la tierra.
Ayúdanos a cultivar la tierra con respeto y cuidado, ya comparte los frutos de nuestro trabajo con los demás, especialmente con aquellos que tienen necesidades.
Que tu ejemplo de vida nos inspire a amar a Dios ya nuestros hermanos, ya trabajar con alegría y esperanza en la construcción de un mundo mejor para todos.
San Isidro Labrador, ruega por nosotros.
Amen.
Alfonso VIII estaba a punto de retirar a su ejército, pues era imposible llegar al campo de batalla porque las huestes del califa Muhammad An Nasir, que ocupaban las colinas aledañas a Navas de Tolosa (y desde esas posiciones era fácil acribillar con lanzas y flechas las tropas del rey de Castilla), conformaban así un anillo inexpugnable que protegía el sitio en donde acampaban los moros. En esas llegó un centinela y le dijo al monarca, que un rústico labrador tenía un mensaje urgente para él y al recibirlo a regañadientes, dudó en creerle cuando el campesino le dijo que conocía una ruta segura para llevar a su gente al frente de los sarracenos sin que ellos se dieran cuenta. Como no tenía nada que perder –y contra el parecer de sus generales que desconfiaban del recién llegado–, aceptó la propuesta y por un amplio y extraño camino los condujo el guía; cuando el sol despuntó ese 16 de julio de 1212, ya estaban en posición de ataque frente al sorprendido enemigo, que no tuvo tiempo ni de restregarse los ojos.
Una vez vencido el califa, Alfonso VIII de Castilla mandó a traer al diligente labriego para premiarlo y por más que lo buscaron por todo el campamento, nadie supo dar razón de él. Meses después al conocer la noticia de que el cadáver de san Isidro –recién exhumado–, permanecía incorrupto tras 40 años de enterramiento, fue a visitar su tumba en Madrid y al verlo, se quedó estupefacto porque reconoció al santo, como el labrador que había conducido a sus huestes a la victoria en la Batalla de Las Navas de Tolosa. A continuación el rey, ordenó que su cuerpo fuera depositado en un hermoso arcón en cuya tapa los orfebres reprodujeron el milagro.
Isidro Merlo Quintana (había nacido en Madrid, según la tradición, en 1082), en el seno de una familia campesina y por eso desde muy niño se dedicó a las labores del campo, las que combinaba con su piedad incuestionable, porque siempre iba a misa antes de empezar las faenas y en ellas, rezaba el rosario y alababa a Dios todo el tiempo, pues veía en cada pájaro, espiga o hierba, la obra perfecta del Señor. Contrajo matrimonio en Torrelaguna, con María Toribia, elevada a los altares como santa María de la Cabeza, que le dio un hijo, por el que oró con devoción después de que cayera en un pozo profundo y milagrosamente el nivel de las aguas subió hasta el borde y sacó a flote e ileso al infante.
Y es que la vida cotidiana de Isidro Labrador –así aparece en el santoral– era un continuo milagro, pues vaciaba los sacos llenos de grano en los caminos para alimentar a las aves en invierno y siempre llegaba al molino con los costales llenos; semanalmente hacía un almuerzo para los menesterosos que se multiplicaban como por ensalmo y por más comensales que tuviera, invariablemente alcanzaba para todos; sus compañeros envidiosos lo acusaban ante su patrón, Iván de Vargas, de abandonar la labranza para ir a la iglesia y en más de una ocasión su amo llegó a verificarlo y a pesar de que no encontraba a Isidro, los ángeles estaban arando en su lugar y cuando la sequía asolaba la región golpeaba las rocas y manaba agua suficiente para irrigar los campos, inclusive junto a la Ermita del Manzanares, existe una de sus fuentes de la que aún fluye agua y se dice que, además, es curativa.
Su bondad, mansedumbre y disposición para curar a los enfermos y atender a los desvalidos en todo momento, le concedieron a Isidro Labrador una muy merecida fama de santo en vida y con mayor razón después de muerto, a los 90 años, en 1172. Fue canonizado el 12 de marzo de 1622, por el papa Gregorio XV, que el mismo tiempo lo proclamó Santo Patrono de Madrid. Por eso hoy 15 de mayo, día de su festividad, pidámosle a san Isidro Labrador, que nos enseñe a vivir el día a día, como una oración permanente.