Padre tu que me has dado la vida, hijo que me cubres con tu sangre y espíritu que me otorgas el libre albedrío que todos los seres creyentes tenemos,
les pido que me cubran con su abrigo, que me den la luz que necesito y pueda tomar el camino que me hace falta para seguir.
Santísima trinidad de Dios cuídame, protege a mis seres amados y bendícenos cada día de lo que nos quede de vida hasta que tengamos la dicha de poder estar contigo y nos reciban con los brazos abiertos. Mientras no estemos junto a ti, derrama la sangre bendita y purificada de Cristo que nos libre del pecado y del mal.
Amén.