Liberémonos de nuestras esclavitudes
Dios sin duda alguna nos creó como seres humanos libres… por eso el libre albedrío que nos permite actuar de la manera adecuada o no. Ser libres no significa de ninguna manera hacerle daño a los demás y pasar por encima de sus derechos con el único fin de hacer nuestra voluntad. Ser libres no nos permite quitarle su libertad a los demás en ningún sentido. Estamos hablando del concepto de la libertad… muy relacionado con las esclavitudes del siglo XXI… ¿acaso le estamos quitando su derecho a ser libre a alguna persona? ¿nos estamos esclavizando o dejando esclavizar de algo en nuestra cotidianidad?.
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La trata de personas y el uso de menores en actividades no propias de su edad son esclavitudes abominables que denigran hasta su punto más bajo a cualquier ser humano; pero no podemos negar que hay otras esclavitudes que también son verdaderamente reprochables: abusar de nuestros empleados y no pagarles lo justo; exigir, por ejemplo, a nuestras ayudantes en casa que trabajen más de las 8 horas reglamentarias y no afiliarlas a su seguridad social, no colaborarle a nuestra madre en las actividades del hogar, son algunas de ellas.
Y… ¿qué decir de las esclavitudes a las que nosotros mismos casi sin darnos cuenta nos sometemos?: la vanidad, el internét y las redes sociales, la productividad en exceso, el qué dirán, la dependencia emocional, entre muchas otras, son realidades que nos hacen ser seres humanos infelices y dependientes siempre de algo o de alguien.
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Ya es hora de recordar que lo único que realmente nos hace libres es nuestro amor por Dios, nuestra fe, la caridad y el vivir una existencia en la búsqueda de la vida eterna y el bien común. ¡Nunca es tarde para liberarnos!
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Por: Olga Umaña