El Papa Francisco estuvo reunido en su segundo día de viaje a Marsella, con personas con grandes necesidades a nivel económico; el encuentro se dio en la Casa de las Misioneras de la Caridad, comunidad fundada por Santa Teresa de Calcuta.

 

El Papa Francisco habló de la necesidad de recordar que ante los ojos de Dios todos somos hermanos y esa hermandad debería permitirnos establecer relaciones fraternas que acojan a quienes nos necesitan; pero afirmó que paradójicamente la realidad mundial nos está mostrando que esa fraternidad no es posible porque vivimos situaciones en las que la humanidad se relaciona con los demás como si fueran enemigos o extraños.

 

El Sumo Pontífice afirmó que: «el gesto profético es vivir como hermanos, esto es una profecía; la de una hermandad que va más allá de pensamientos políticos y religiosos». 

 

En su encuentro con las Hermanas de la Caridad el Papa Francisco recordó que extender nuestra mano misericordiosa a los más necesitados es lo que nos permite generar espacios fraternos y vivir realmente como hermanos.

 

Justamente las religiosas seguidoras de la Madre Teresa de Calcuta logran ser un espacio de acogida y fraternidad para miles de personas en todo el mundo que gozan de su acompañamiento y cuyo apoyo no se limita a calmar el hambre física sino también espiritual porque ellas  permiten que migrantes y desplazados y en general seres humanos vulnerables se desahoguen; y escuchan con atención esas historias de dolor que con solo ser oídas pueden comenzar a sanarse.