La mejor prenda de su amor
Es Navidad, afirmarlo es creer en el acontecimiento más asombroso de nuestra fe. Que Dios, siendo Dios: Todopoderoso, Omnipotente, Altísimo, Creador de todo… nos ha entregado en su Hijo, la mejor prenda de su amor y así, ha manifestado también, en Jesús, hecho hombre, su infinita misericordia con cada uno de nosotros, por eso en la bellísima Novena que nos dejaron el franciscano Fray Fernando Larrea y la Madre María Ignacia Samper, decimos desde su inicio que es el Benignísimo Dios de infinita Caridad.
¡Tanto nos amo¡ ¡nos amo tanto!
Que, desde entonces y para siempre, asistiremos con pasmo arrobador a las entrañas del pesebre a adorar como los primeros pastores que se acercaron al portal con rostro reverente.
Prosternados, arrodillados, humildes a sus pies, nos tenderemos en tierra, elevaremos nuestros brazos y con nuestro llanto diremos más que con nuestras palabras.
Le pediremos que nuestro corazón sea una cuna donde pueda morar eternamente y que para ello sea el mismo quien disponga nuestros corazones con amor encendido y desprecio de lo terreno.
Cómo sería el arrobamiento de la venerable Margarita del Santísimo Sacramento, que sintió que Jesús mismo le decía: “todo lo que quieras pedir pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado” y entonces podemos preguntarnos: ¿todo lo que queramos podemos pedirlo? Y ¿todo nos será concedido? ¿cómo puede ser eso? Pero al contemplar a fondo la expresión sabemos que es verdad: podemos pedirlo todo porque ya lo hemos recibido todo. Jesús es el todo de Dios para nosotros. En él está todo nuestro deseo y necesidad. El es toda nuestra luz, nuestra esperanza, nuestra alegría, en el tenemos el amor en pelnitud. Ya lo recibimos todo, ya ni siquiera es necesario pedir, ahora lo único que nos queda es agradecer.
Gracias Jesús por venir, por venir a nuestra vida, por llegar a nuestros corazones, a nuestros hogares, a nuestras familias, al sitio de trabajo donde me entrego día tras día. Visita nuestros campos, nuestras ciudades y llénanos con tu amor, porque tenemos la certeza de que despachareis favorablemente nuestras súplicas. Amén
Por: Alejandro Morales