Seguramente todos hemos conocido personas que de alguna u otra manera han vivido un proceso de conversión; es decir, que han logrado dejar atrás comportamientos y actitudes que les dañaban y afectaban también a los demás. Este tema lo tratamos en Tu Dulce compañia con el Padre Wilson Lopera
Pero, ¿Cómo es eso posible?
Las buenas intenciones por mejorar como seres humanos y no perpetuar nuestros errores se quedan en eso, en buenas intenciones, si no van de la mano de la fortaleza y constancia que la compañía de Dios y la Santísima Virgen nos pueden brindar.
Convertirse es cambiar, convertirse es evolucionar, convertirse es reconocer que Dios es el centro y norte de nuestras vidas…todos de alguna manera lo necesitamos. Reflexionemos juntos hoy sobre la conversión y seamos capaces con la coherencia de nuestra vida, con nuestro ejemplo, de atraer a muchos otros hermanos al maravilloso camino de la fe en Dios.
Por: Olga Patricia Umaña Arroyave