Es importante saber que en todas las casas, hogares y familias aparecen los problemas, no es solo en la tuya que se vive esta situación. Un conflicto es parte natural de todas las relaciones del ser humano, surgen como fruto de los diferentes puntos de vista, de nuestras emociones y estados de ánimo, de la educación o crianza, y estas oposiciones finalmente llevan a un motivo de disgusto.
Cuando ocurre un conflicto familiar todo en casa se siente denso, pesado, se respira un malestar y hay silencios dolorosos, no podemos permitir que este ambiente se respire en un hogar integrado por seres que se aman, por ello es urgente dejar a un lado el orgullo y dar el primer paso para abrirle la puerta a la solución de una disputa que entre la familia no debe permanecer.
Al momento de estar reunidos para buscar resolver el conflicto, los terapeutas recomiendan:
1 Mantener la calma, sin alteraciones ni gritos, aprendamos a gestionar nuestras emociones, pues de esta forma se transmite el autocontrol y esto dará pie al dialogo, la buena comunicación y flexibilidad. Escuchemos y no interrumpamos a quien habla.
2 Estar abiertos a la negociación, no nos cerremos, pues no siempre tenemos la razón y la única solución no tiene porque ser la nuestra.
3 No se trata de ganar o perder, se trata de buscar soluciones que ayuden a mantener la armonía en el hogar y la buena convivencia.
4 Veamos este conflicto como una oportunidad de mejora para analizar que pasa al interior del hogar, comprometernos más con nuestros seres queridos y mejorar la comunicación.
“Todos nos equivocamos, y a veces alguno se ofende en la familia, en la pareja; fuerte algunas veces… Yo digo “vuelan los platos”, ¿eh? Se dicen palabras fuertes, pero escuchen este consejo: no terminen el día sin hacer las paces. La paz se rehace cada día en la familia. Pidiendo perdón: “perdóname” y se recomienza de nuevo.” Papa Francisco
Por: Viviana Arango