Estela de esperanza deja el Papa en Asia y Oceanía
Termina el viaje apostólico del Papa Francisco a Asia y Oceanía, dejando en el ambiente una estela de esperanza, 12 días en su viaje apostólico número 45 que lo llevó a Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Timor Oriental y Singapur.
Archipiélagos con cientos de Islas alrededor en el sudeste asiático caracterizados por su megadiversidad natural, pero también y sobre todo, por la presencia de múltiples razas, credos y culturas en las que se manifiesta la belleza y la armonía de la creación.
El Papa pudo estar en Indonesia, el país de mayor población musulmana donde vivió uno de los momentos centrales de este periplo, la firma de la declaración de Yakarta con el gran imán Nasaruddin Umar en el “Tunel de la Amistad”, un subterráneo que une la Catedral de Santa María de la Asunción con la Mezquita Istiqlal. El documento anima a la humanidad a una convivencia pacífica y al conocimiento mutuo, para que así como este túnel conecta dos templos de religiones distintas, se impulse el permanente diálogo interreligioso, mientras se evita toda forma de conflicto, pues bajo ningún razonamiento puede instrumentalizarse a Dios para justificar la violencia.
“Somos todos hermanos, todos peregrinos, todos caminando hacia Dios, más allá de nuestras diferencias”
El Papa recordó también, que no se trata de imponer la fe, sino de dar y compartir la alegría del encuentro con Cristo.
Luego en Papua Nueva Guinea se le vio muy vital y contento de poder pasar unas horas, especialmente en Vanimo, pequeño poblado que él mismo llamó la periferia de las periferias, un lugar que podría considerarse “el confín del mundo” y que se agregó en la agenda de su viaje, luego de haber sido invitado por un grupo de misioneros que fueron a visitarlo en el vaticano, entre ellos el Padre Martín, sacerdote argentino quien pudo comunicarle de la misión de su comunidad en este lugar extremo de la tierra donde todavía los recursos básicos escasean.
“Ustedes aquí son ‘expertos’ de belleza porque están rodeados de ella. Viven en una tierra magnífica, rica en una gran variedad de plantas y aves, donde uno se queda con la boca abierta ante los colores, sonidos y olores, y el grandioso espectáculo de una naturaleza rebosante de vida, que evoca la imagen del Edén. Sin embargo, esta riqueza se las confía el Señor como un signo y un instrumento, para que ustedes también puedan vivir así, unidos en armonía con Él y con los hermanos, respetando la casa común y cuidándose mutuamente”.
Timor Oriental fue la tercera parada del viaje, una isla que tiene el gozo de ser el País con mayor proporción de fieles católicos en el mundo (98 %) pero que lamentablemente sufrió la invasión de Indonesia por varias décadas, sufriendo la pérdida de cientos de vidas. Sólo desde 2002 comenzó su periodo de independencia. Una nación joven de población joven, pues el promedio de edad no supera los 30 años, y que empieza a mostrarse en estable desarrollo, gracias a la fuerza de su gente firme en la fe y en los valores ciudadanos.
“Los invito a soñar, a soñar cosas grandes. Un joven que no sueña es un jubilado de la vida… En la lengua tetum hay un dicho que dice: “ukun rasik-an”, es decir, tener la capacidad de gobernarse a sí mismo. Un joven o una joven que no son capaces de gobernarse a sí mismos, que no son capaces de vivir el “ukun rasik-an” ¿Qué son? son dependientes. un hombre, una mujer, un joven, una joven que no se gobierna a sí mismo es esclavo”.
Además el Papa les dejó como consejo el cuidar a los ancianos, para recibir de ellos la historia linda que los precedió y llevarla adelante.
El gran contraste lo marcó su estadía en Singapur, país del que la comunidad internacional se refiere como el “gran milagro económico”. Se trata de uno de los llamados leones asiáticos, por el desarrollo exponencial de sus finanzas en las últimas décadas. De ser un país pobre y sin recursos, pasó a estar entre las potencias económicas del mundo.
“Quien llega aquí por primera vez queda impresionado por el bosque de modernísimos rascacielos que parecen alzarse del mar. Son un claro testimonio del ingenio humano, del dinamismo de la sociedad de Singapur y de la perspicacia del espíritu empresarial, que aquí han encontrado un terreno fértil para desarrollarse”.
Y agregó el santo Padre:
“¿Cuál es el edificio más hermoso, el tesoro más precioso, la inversión más rentable a los ojos de Dios? Somos nosotros, somos todos nosotros, hijos amados de un mismo Padre (cf. Lc 6,36), llamados a su vez a difundir el amor”.
Sus últimos dos encuentros fueron con los adultos mayores y los jóvenes de Singapur. Pues su deseo es que en el mundo se establezca cada vez más un diálogo permanente entre ellos. Cuando los niños y los jóvenes se juntan con los ancianos, se produce sabiduría.
Diálogo interreligioso, respeto y sociedades cohesivas. Cuidado del medio ambiente para que las Islas nos sufran los estragos del cambio climático y se protejan sus recursos, especialmente su gente. Inculturar la fe y evangelizar la cultura, son los fundamentos de este viaje apostólico que termina dejando ese halo de luz y esperanza en el Sudeste Asiático.
Hoy el Papa regresa a Roma, con el corazón lleno de recuerdos y la memoria constante de los rostros que lo acogieron.
Por: Alejandro de Jesús Morales Cardona
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