Encuentro con los jóvenes de Scholas
“Y el que no rece, que me desee buena onda”
“Ninguno está eximido de ser un buen samaritano” porque a veces es mejor “mancharse las manos no ensuciarse el corazón”
El Papa Francisco viajo de Lisboa a Cascai donde está ubicada la Sede de Scholas Ocurrentes, la organización pontificia de la cultura del encuentro, donde se reunió con chicos que hacen parte de este gran proyecto.
Los jóvenes tenían preparado un gran acto con varias intervenciones especiales para el Papa Francisco. Todos ellos se encontraban, según han anunciado, en el corazón del mural más grande del mundo, para cuya elaboración han participado jóvenes reclusos también empresarios, refugiados, personas de escuelas públicas y privadas. El Papa Francisco puso toda su atención en los chicos, los admira, los observa y escucha atentamente cuando ellos le cuentan que el fresco tiene una longitud de tres kilómetros y medio, pero en cuanto el Santo Padre tuvo la oportunidad, cómo es costumbre y de una forma jocosa y con su gran carisma pronuncia: “Es una capilla Sixtina pintada por ustedes” y de inmediato se sienten las risas y sonrisas.
Los jóvenes Scholas le manifestaron al Papa Francisco que se sienten bien orgullosos de su trabajo y aprovecharon la oportunidad para regalarle una brocha con la que han venido trabajando durante este tiempo “nos representa a todos nosotros” manifestó la joven que se la entregó y Francisco les ha recomendado hacer del caos un cosmos “Me cuesta pensar que en este caos de la Capilla Sixtina hay un cosmos, pero lo están haciendo ustedes con su trabajo” también les dijo “una vida que se queda en lo caótico es una vida fracasada”
La joven representante de Scholas Ocurrentes expreso que: “la obra nunca termina” y explico que este mural físico es solo el principio e otro virtual que han sido unidos por la pincelada de otro color verde que ha dado el Papa en la pared que ha tenido detrás de sí durante toda la intervención.
El encuentro finalizó con un regalo que el Papa brindo a todos los jóvenes, una representación de la obra del buen Samaritano donde afirmó que “ninguno está eximido de ser un buen samaritano” porque a veces es mejor “mancharse las manos no ensuciarse el corazón” también les pidió que rezaran por él, “y el que no rece, que me desee buen onda”.
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