El Papa Francisco en la Santa Misa a Papúa Nueva Guinea:

¡Ustedes están unidos, unidos en el Espíritu Santo, unidos en el Señor!

Foto tomada de vatican.va

El 8 de septiembre en el XXIII domingo del tiempo ordinario, el Papa Francisco presidió la Santa Misa en Papúa Nueva Guinea, en el estadio Sir John Guise, de Port Moresby, acompañado por más de 35 mil personas que asistieron a la celebración.

La Nación forma de Nueva Guinea, es uno de los 15 estados independientes que integran la mancomunidad de naciones, una monarquía constitucional que ocupa el lado oriental de la segunda isla más grande del mundo con una población estimada en casi 9 millones de habitantes, de los cuales la mayoría son cristianos y el 30% profesa la religión católica, gracias a la llegada de los primeros misioneros hace ya más de 170 años.

Al comenzar su homilía llenó de entusiasmo al pueblo papú, recordando las palabras del profeta Isaías: “Él vendrá y en aquel día ‘se abrirán los ojos de los ciegos y se destaparán los oídos de los sordos’ » (Is 35,5). Una invitación a superar por la fe todo los problemas que hoy aquejan a sus habitantes.

Foto tomada de vatican.va

El Papa también aprovechó el texto del evangelio de Marcos sobre la curación del sordomudo para mostrar la doble dinámica que se percibe. La lejanía del sordo y la cercanía de Jesús.

“Este hombre se encontraba en una zona geográfica que, en el lenguaje actual, llamaríamos “periferia”. El territorio de la Decápolis se situaba al otro lado del Jordán y lejos de Jerusalén, que era el centro religioso. Pero ese hombre sordomudo experimentaba además otro tipo de lejanía; se encontraba lejos de Dios, estaba lejos de los hombres porque no tenía la posibilidad de comunicarse. Era sordo y por eso no podía escuchar a los demás, era mudo y a causa de ello no podía hablar con nadie. Este hombre era un marginado del mundo, estaba aislado, era un prisionero de su sordera y de su mudez y, por lo tanto, no podía abrirse para comunicarse con los demás.

Foto tomada de vatican.va

Dijo también que el egoísmo, la indiferencia o el miedo pueden conducirnos a una sordera interior, a un mutismo del corazón.

Pero la cercanía de Jesús sana tanto la sordera como la mudez del hombre, nos hace capaces de dialogar con Dios y con los demás. De ahí que el Papa se haya dirigido directamente a los fieles de Papúa Nueva Guinea:

“Y ustedes hermanos y hermanas, que habitan en esta tierra tan lejana, tal vez tienen la impresión de estar separados, separados del Señor, separados de los hombres, y esto no es así, no: ¡ustedes están unidos, unidos en el Espíritu Santo, unidos en el Señor! Y el Señor dice a cada uno de ustedes: “Ábrete”. Esto es lo más importante: abrirse a Dios, abrirse a los hermanos, abrirse al Evangelio y hacer de él la brújula de nuestra vida”.

Foto tomada de vatican.va

El gobierno de Papúa Nueva Guinea ha reconocido el papel fundamental de la Iglesia durante los años de su presencia con el apoyo de actividades humanitarias enfocadas en la sensibilización del respeto a la vida, la igual dignidad de la mujer y la acogida a niños y adultos en estado vulnerable. Con representantes de estas organizaciones eclesiales se reunió previamente el Papa Francisco durante su estadía en la Isla, en el largo viaje que lo ha llevado a Asia y Oceanía para visitar además, a Indonesia, Timor Oriental y Singapur.

Así el Papa Francisco continúa su periplo dejando el ambiente su compañía a los cristianos en tierras remotas.

Foto tomada de vatican.va
Por: Alejandro de Jesús Morales Cardona

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