“Jesús nos muestra la importancia de no desperdiciar.”
Papa Francisco.

Basado en la liturgia del Domingo 29 de enero de San Mateo (Mt 5, 1-12) en el que se habla de las misericordias el Santo Padre reflexiona sobre el evangelio comenzando por “Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos” (Mt 5, 3). 

Los pobres de espíritu, que el Papa Francisco los define como autosuficientes, “… se sienten necesitados de Dios y reconocen que el bien viene de Él, como don, como gracia. Quien es pobre de espíritu atesora lo que recibe; por eso desea que ningún don se desperdicie.” 

“No desperdiciar nos permite apreciar el valor de nosotros mismos” y en su homilía el Santo Padre nos plantea tres desafíos contra la mentalidad del derroche y del descarte. Como primer desafío el Papa Francisco señala el no desperdiciar el don que somos nosotros. Cada uno de nosotros somos valiosos y “Jesús nos recuerda que somos bienaventurados no por lo que tenemos, sino por lo que somos”

El segundo desafío es no desperdiciar los dones que tenemos, todo lo que Dios nos ha regalado, todos los bienes que tenemos a nuestras manos y muchas veces lo derrochamos. “¡No malgastemos lo que tenemos, difundamos una ecología de la justicia y de la caridad, del compartir!”.  

El tercero es no descartar a las personas, el usar a las personas cuando nos sirven para nuestro fin y luego las tiramos o apartamos cuando ya no nos interesa o se han convertido en obstáculo para nosotros.