Evangelización, alegría y misericordia

el mensaje de Fe del Papa Francisco en Bélgica

Foto tomada de Vatican news

El sábado 28 de septiembre, en la Basílica del Sacro Cuore de Koekelberg en Bruselas, el Papa dirigió un discurso a obispos, sacerdotes, consagrados y seminaristas centrado en tres pilares: evangelización, alegría y misericordia. Durante su intervención, destacó la necesidad de regresar a los fundamentos del Evangelio en tiempos de crisis, señalando que estos momentos son oportunidades para una renovación espiritual y pastoral. Subrayó que la Iglesia en Bélgica se encuentra en un proceso de transformación, adaptándose a los retos modernos y acercándose más a la gente.

 

“En efecto, desde hace tiempo están buscando transformar la presencia de las parroquias en el territorio y dar un fuerte impulso a la formación de los laicos. Se esfuerzan, sobre todo, por ser una comunidad cercana a la gente, que acompaña a las personas y que da testimonio con gestos de misericordia”.

 

El Papa Francisco también resaltó la importancia de la alegría, diferenciándola de los placeres momentáneos. Definió la alegría como un don que proviene de Dios y que nos acompaña incluso en las dificultades. Invitó a los líderes eclesiásticos a transmitir esta alegría en su predicación y servicio, ya que es un signo visible de la gracia de Dios.

Foto tomada de vatican.va

“Es la alegría del corazón suscitada por el Evangelio, es saber que a lo largo del camino no estamos solos y que aún en las situaciones de pobreza, de pecado, de aflicción, Dios es cercano, cuida de nosotros y no permitirá que la muerte tenga la última palabra. Dios es cercano, cercanía.” 

 

Otro tema fundamental fue la misericordia. El Pontífice afirmó que Dios es un Padre que nunca retira su amor, independientemente de los errores que cometamos. La misericordia divina es esencial para sanar el corazón y llevar a las personas a la redención. Asimismo, hizo un llamado a mostrar compasión hacia los más vulnerables, incluyendo a las víctimas de abusos y los presos, recordando que nadie está perdido para siempre.

 

“Se necesita ayudar a las personas para levantarse, a reencontrar su senda en la vida y en la sociedad. Sólo bajo una circunstancia en la vida de todos se nos permite mirar a una persona de arriba hacia abajo, para ayudarla a levantarse.”

 

Para cerrar, el Papa utilizó la imagen de la obra “El acto de fe” del pintor belga René Magritte, simbolizando una Iglesia abierta al infinito, que no cierra sus puertas y que siempre busca la armonía en la diversidad.

 

Este viaje apostólico reafirma el compromiso del Papa Francisco con una Iglesia en constante renovación, cercana a las personas y guiada por los principios del Evangelio, la alegría y la misericordia.

Por: Tatiana Martínez Palacio – Realizadora y Presentadora

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