![](https://televid.tv/wp-content/uploads/2023/09/Creo-Blog-TeleVID-scaled.webp)
Creo
![](https://televid.tv/wp-content/uploads/elementor/thumbs/Creo-Blog-TeleVID-scaled-qcd6jxae0ui5ar2ht60kif7xgnm7k0wlj9ly5zz4pc.webp)
Creo
Qué palabra tan grande, tan comprometedora, tan corta y tan compleja a la vez, cómo llena de paz cuando se pronuncia y cómo alimenta la fe, pues cuando se afirma desde lo hondo del corazón, es porque ese corazón ya no necesita más razones, lo ha entendido a su modo, pues es la serena certeza de que lo que se está considerando, es verdad. Es una palabra mágica que inunda de amor el ambiente. Cuando dices creo en ti, le dices al otro todo, lo enalteces. Referido a la fe creer es la respuesta del hombre a Dios, que busca el sentido último de su vida. Un Dios que se nos revela, que viene a nuestro encuentro, que toma la iniciativa en el amor. Por eso cuando decimos creo en Dios, afirmamos nuestra fe, pero a la vez sentimos su presencia, como una mano fuerte que nos respalda. Creo en ti, Dios Mío. Qué sobrecogedor. Creo, te creo. Creo en lo que dices, creo lo que me dices.
El deseo de Dios está inscrito en el corazón del hombre. Todos lo anhelamos, pues tenemos como una herida de amor que nos hace salir en su búsqueda, mientras Él no cesa de atraernos hacia sí. En Él están la verdad y la dicha que buscamos incesantemente.
Dios «creó […], de un solo principio, todo el linaje humano, para que habitase sobre toda la faz de la tierra y determinó con exactitud el tiempo y los límites del lugar donde habían de habitar, con el fin de que buscasen a Dios, para ver si a tientas le buscaban y le hallaban; por más que no se encuentra lejos de cada uno de nosotros; pues en él vivimos, nos movemos y existimos» (Hch 17, 26-28).
Que se alegre el corazón de los que buscan a Dios y que nunca le olvidemos, porque Él jamás se olvidará de nosotros y no dejará de buscarnos. Pongamos en ello todo el esfuerzo, la voluntad, la inteligencia, un corazón recto.
«Tú eres grande, Señor, y muy digno de alabanza: grande es tu poder, y tu sabiduría no tiene medida. Y el hombre, pequeña parte de tu creación, pretende alabarte, precisamente el hombre que, revestido de su condición mortal, lleva en sí el testimonio de su pecado y el testimonio de que tú resistes a los soberbios. A pesar de todo, el hombre, pequeña parte de tu creación, quiere alabarte. Tú mismo le incitas a ello, haciendo que encuentre sus delicias en tu alabanza, porque nos has hecho para ti y nuestro corazón está inquieto mientras no descansa en ti» (San Agustín, Confessiones, 1,1,1).
![alejandro alejandro](https://televid.tv/wp-content/uploads/elementor/thumbs/alejandro-q36j2dymky3jwkt4zc81etq25xkz9krj8g5gdq6oc8.jpg)
Por: Alejandro Morales