Recientemente conmemoramos el día de San Pedro y San Pablo, dos apóstoles comprometidos que dejaron un legado memorable con su proceder. De Pedro no podemos olvidar que Jesús depositó en él una enorme confianza al pronunciar las palabras: «Sobre tí edificaré mi iglesia», quizás por el amor incondicional que éste le profesaba.
De Pablo recordemos cómo fue su proceso de conversión pues fue un hombre que pasó de perseguir Cristianos a evangelizar. En TU DULCE COMPAÑÍA queremos invitarlos a ahondar en las virtudes de ambos apóstoles para conocerlos de cerca y así poder seguir su ejemplo y aplicarlo en nuestras vidas.
Todos, en cualquier momento de nuestras vidas podemos ser discípulos de Jesús; no es tan complicado, se trata de conocer sus mandamientos y demostrar coherencia en nuestro proceder para así ser luz y guía para los demás.
Por: Olga Patricia Umaña Arroyave