Texto completo de la homilía del Santo Padre en Kazajistán
En el encuentro ecumenico y oración por la paz, basado en la lectura de los Hechos de los Apóstoles (2,9-11) el Santo Padre comienza su discurso diciendo: “De tantos pueblos y de tantos idiomas, de tantas partes y de tantos ritos, estamos aquí juntos, y somos por las grandes obras hechas por Dios.” resaltando tres factores importantes: unidad, diversidad y testimonio de vida.
El primer factor es la unidad teniendo como referencia la lectura y es como los discípulos «estaban todos juntos en el mismo lugar… y como podrían adorar a Dios y hacer el bien a los demás incluso por separado”. En Bahrein, un país lleno de diversidad, como lo decía el Santo Padre, “un rebaño de Cristo, dispersos en varios lugares y confesiones” y es ahí donde se evidencia la “necesidad de unidad, de compartir la fe entre nosotros, para no estar aislados, sino en comunión fraterna.”
La oración de alabanza nos une, nos pone en el corazón del Padre. “La oración de alabanza y adoración es la más alta: libre e incondicional, atrae la alegría del Espíritu, purifica el corazón, restaura la armonía, sana la unidad. “
El relato de Pentecostés precisa que cada uno oyó hablar a los Apóstoles «en su propia lengua». Y la unidad no es “todos iguales” la unidad por la que vamos en camino está en la diferencia.
El segundo factor, la diferencia, siguiendo con la Lectura y “como dice un texto antiguo, los cristianos “no viven en ciudades particulares, no usan un idioma extraño, no adoptan una forma de vida especial, […] cada región extranjera es su patria […]. Viven en la tierra pero tienen su ciudadanía en el cielo.“
“La unidad, que fortalece la alabanza, y sobre el testimonio, que fortalece la caridad. Unidad y testimonio son co-esenciales: no podemos testimoniar verdaderamente al Dios de amor si no estamos unidos entre nosotros”
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