Cuando llegamos al Monasterio San José de las Carmelitas Descalzas, ubicado en el Barrio Villa Hermosa de Medellín, nos impactó un lugar conocido como el «locutorio».
Ahí, a través de una reja, las 21 religiosas de clausura que actualmente viven allí reciben una vez al mes la visita de sus familiares. Sí señores, una conversación sin abrazos y mediada por una reja que simboliza el compromiso de cada una de ellas de permanecer en clausura, en oración, en silencio…una muestra, sin duda alguna, del más comprometido e inmenso amor hacia Dios y hacia la humanidad entera.
Nos contaron de su vocación, de cómo el Señor les fue mostrando el camino para, desde una muy temprana edad, «encerrarse» en un monasterio y dedicarse en cuerpo y alma a la oración. Son todas mujeres alegres, sencillas y llenas de ese amor de Dios que le comparten y contagian a todo el que las visita.
Estando allí y comprendiendo que cada una de ellas jamás ha sentido que por el hecho de vivir en clausura haya renunciado a algo, (pues según ellas todo ha sido ganancia en esa decisión, teniendo en cuenta que eligieron el camino de alabar y agradar a Dios…que es finalmente lo único que le da razón a nuestras vidas…), uno llega a preguntarse: ¿las rejas están allí en ese monasterio o están fuera de él?.
Yo me atrevería a decir que quienes están «tras las rejas» son aquellos a quienes la vida los esclaviza por fuera de esos claustros. Esclavos del poder, de la necesidad de ser reconocidos, de la ambición, del dinero, de la lujuria.
Y tú…¿de qué lado de esas rejas estás?
Por: Olga Patricia Umaña Arroyave