Oh Dios, Tú que quisiste que floreciese Santa Mariana aún entre los placeres mundanos como una azucena entre espinas con virginal pureza y constante mortificación. Concédenos, te rogamos, que por sus méritos y meditación nos apartemos del vicio y sigamos la perfección. Amén
Encomendarnos a ella nos conceda este milagro que veamos a mi Nieto pequeño su Madré nos loh robado y no sabemos nada de él da mucha pena