El Santo del día
19 de agosto
San Juan Eudes

Oración a San Juan Eudes
Oh glorioso San Juan Eudes, siervo fiel de Dios y de la Virgen María, te imploramos tu intercesión en este momento. Tú que dedicaste tu vida al servicio de los más necesitados, y fuiste un apóstol incansable de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María, te rogamos que intercedas por nosotros ante el Señor. Danos la gracia de vivir una vida conforme a la voluntad divina, fortaleciendo nuestro amor a Dios y al prójimo. Ayúdanos a ser fieles discípulos de Jesucristo, y a llevar la luz del Evangelio a aquellos que están en oscuridad. Bendice a nuestras familias, comunidades y naciones, y guíanos por el camino de la paz, la justicia y el amor. Te suplicamos que presentes nuestras necesidades y peticiones ante el trono de Dios, y que obtengas para nosotros las gracias que más necesitamos. San Juan Eudes, ruega por nosotros y por todos aquellos que necesitan la ayuda de Dios
Amén.
Parecía multiplicarse porque se le veía en todas partes atendiendo a los apestados de Caen, cuyas autoridades atemorizadas por el brote, se mantenían cruzadas de brazos y fuera del alcance de la enfermedad, por lo que –para los pobladores– la llegada del padre Juan Eudes fue una bocanada de esperanza, pues el sacerdote sin darse ninguna tregua iba de casa en casa asistiendo a los enfermos, consolando a los moribundos y recogiendo a los difuntos que yacían en las calles porque nadie se atrevía a llevarlos a los atestados cementerios de miedo al contagio y justamente por eso, él también contrajo la enfermedad, pero no se arredró y con mayor ahínco continuó su labor, pero en los pequeños descansos que se concedía, se refugiaba en una ramada de un campo cercano para que sus compañeros de la Congregación del Oratorio, a la que pertenecía, no se vieran afectados por su culpa, no obstante ellos le llevaban alimentos que regularmente compartía con otros infectados de la zona. Cuando empezó a ceder la peste, el padre Eudes tuvo que permanecer en ese retiro hasta que se recuperó, pero –según él–, ese tiempo en soledad fue uno de los más fructíferos de su vida para el fortalecimiento de su fe y el esclarecimiento de su futura acción evangélica.
Juan Eudes (nacido el 14 de noviembre de 1601, en Normandía, Francia), se distinguió desde muy pequeño por su inclinación al estudio y a la oración, afición que se incrementó al ingresar de 14 años al colegio jesuita de Caen, en el que además de recibir su preparación básica, se adentró por el camino de la teología. En 1621 recibió las órdenes menores y se trasladó a la Congregación del Oratorio de París, en donde completó su formación y fue ordenado sacerdote en 1625, tras lo cual retornó a Caen y pronto se destacó de entre los clérigos por su vigorosa predicación, su actitud misericordiosa en el confesionario y su entrega incondicional a los desamparados, enfermos y viudas, pero al mismo tiempo bullía en su espíritu la desesperanza por el hecho de que la mayoría de sus colegas estaban mal preparados: eran apáticos con los feligreses; sus sermones, áridos; las eucaristías carecían de sustancia y su estilo de vida, como sacerdotes, dejaba mucho que desear; esa indiferencia se hizo más evidente cuando se enfrentó solo a la peste de la que resultó contagiado.
Durante los diez años siguientes Juan Eudes se dedicó a las misiones. Así visitó a buena parte de Italia y con su verbo incandescente, obtuvo una enorme cosecha de conversiones, que confirmaba inmediatamente porque bajaba directamente del púlpito al confesionario para que no se le escapara ninguna oveja descarriada, pero como la mies era mucha y los obreros pocos, decidió fundar en 1643, la Congregación de Jesús y María (conocida hoy como padres Eudistas), que se dedicó a formar sacerdotes integrales y comprometidos en la evangelización y la acción social con todos los desvalidos.
Cuando los seminarios establecidos por él comenzaron a dar frutos, revivió en Juan Eudes su vieja preocupación por las jóvenes abandonadas que solo tenían como alternativa la prostitución y entonces fundó la Orden de las Hermanas de Nuestra Señora de la Caridad del Refugio, que se encargó de rescatarlas, dignificarlas, educarlas y prepararlas en diversos oficios. Hoy, esta congregación es reconocida como las Hermanas del Buen Pastor y cuenta con ocho mil monjas distribuidas en 585 casas que están diseminadas por todo el mundo. Todavía a sus 79 años, Juan Eudes continuaba predicando y alcanzó a terminar un hermoso tratado mariano llamado: El admirable corazón de la Santísima Madre de Dios, unos días antes de fallecer en Caen, el 19 de agosto de 1680. Fue canonizado por Pío XI, en 1925; por eso hoy, día de su festividad, pidámosle a san Juan Eudes, que guíe y acompañe a nuestros sacerdotes en su labor evangélica.