Estoy con ustedes, quisiera traerles la caricia de Dios
Durante la tarde de este miércoles el Papa Francisco se ha encontrado con las víctimas de la violencia en el este de La República Democrática del Congo, encuentro que se llevó a cabo en el salón de actos de la Nunciatura Apostólica de la ciudad de Kinshasa. Hasta allí llegaron personas que han sido lastimadas por culpa de un conflicto que ha durado años a causa del control por un territorio que es rico en minerales.
Foto tomada de: Vatican News
Las victimas relataron ante el Papa sus terribles, dolorosas y conmovedoras historias, fue una tarde en la que las lágrimas, la angustia y el miedo fueron protagonistas. Después de haber escuchado atentamente, el Santo Padre bendijo, regalo rosarios, agradeció a cada una de las personas que contaron su testimonio y luego dijo: “ante la violencia inhumana que han visto con sus ojos y experimentado en su propia carne, nos quedamos impresionados. Y no hay palabras; solo llorar, permaneciendo en silencio”
“Bunia,Beni-Butembo,Goma, Masisi, Uvira, Bukavu, lugares que los medios de comunicación no mencionan casi nunca; aquí y en otros sitios, muchos de nuestro hermanos y hermanas, hijos de la misma humanidad, son tomados como rehenes por la arbitrariedad del más fuerte, por el que posee las armas más potentes, armas que siguen circulando”
Agrego Francisco: “Quiero decirles que estoy cerca de ustedes. Sus lágrimas son mis lágrimas, su dolor es mi dolor. A cada familia en luto o desplazada a causa de poblaciones incendiadas y otros crímenes de guerra, a los sobrevivientes de agresiones sexuales, a cada niño y adulto herido les digo: estoy con ustedes, quisiera traerles la caricia de Dios”, les ha asegurado el Santo padre. Así mismo condenó “la violencia armada, las masacres, los abusos, la destrucción y la ocupación de las aldeas, el saqueo de campos, que se siguen perpetrando en la República Democrática del Congo. Y también la explotación sangrienta e ilegal de la riqueza de este país”
Para dar un aliento de esperanza y ayudar a sanar el inmenso dolor y alcanzar la paz, Francisco propone dos “Sí” y dos “NO”.
Un “NO” a quienes propagan la violencia en nombre de Dios. “No se dejen seducir por personas o grupos que incitan a la violencia en su nombre.” Resalta “Dios es Dios de la paz y no de la guerra. Predicar el odio es una blasfemia, y el odio siempre corrompe el corazón del hombre”. También hay que decir un segundo “NO” a la resignación. “La paz requiere combatir el desaliento, el malestar y la desconfianza que llevan a creer que es mejor vivir separados y distantes, en vez de darse la mano y caminar juntos”
El Papa también señalo los dos “SÍ”: “Ante todo, sí a la reconciliación porque solo el perdón abre las puertas al mañana, porque abre las puertas a una justicia nueva que, sin olvidar, rompe el circulo vicioso de la venganza”. Y el último “Sí” que propone Francisco: Sí a la esperanza. “Si se representase la reconciliación como un árbol, como una palmera que da frutos, la esperanza sería el agua que la hace fecunda” recordó que “esta esperanza tiene una fuente y esta fuente tiene un nombre, que quero proclamar aquí con ustedes: ¡Jesús!”
Luego de estas palabras alentadoras los asistentes rezaron de pie ante la cruz que estaba junto al Papa colocando a un costado símbolos de la violencia que ellos han sufrido.