Día 2

Dolor: Ver nacer el niño Jesús en la pobreza.

La alegría: Escuchar la armonía del coro de los ángeles y observar la gloria de esa noche.

Oh bienaventurado patriarca, glorioso San José, escogido para ser padre adoptivo del Hijo de Dios hecho hombre: el dolor que sentisteis viendo nacer al niño Jesús en tan gran pobreza se cambió de pronto en alegría celestial al oír el armonioso concierto de los ángeles y al contemplar las maravillas de aquella noche tan resplandeciente.

Por este gran dolor, ayúdanos a desprendernos de todas las cosas de la tierra, convencidos de que solo Dios basta. Haz que sepamos seguir a Jesús desde Belén al Calvario, con el sentido sobrenatural y el garbo humano con que tú supiste llevar. con Jesús y María, la cruz que el Señor dispuso para ti.

Te pedimos también, por el inmenso gozo que tuviste al ver a Jesús recién nacido, mientras escuchabas el canto de los Angeles en el cielo, proclamando la gloria de Dios y la paz para los hombres de buena voluntad: ¡Bendice a todos los hijos de la iglesia de Dios y atiende especialmente a los más necesitados!

Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía!

Dolor : cuando estaba dispuesto a repudiar a su inmaculada esposa la Virgen María. 

La alegría: cuano el Arcángel le reveló el sublime misterio de la encarnación.

Oremos juntos a San José

Oh castísimo esposo de María, glorioso San José, ¡qué aflicción y angustia la a tu corazón en la perplejidad en que estabas sin saber si debías abandonar o no a tu esposa sin mancilla! 

Pero ¡cuál no fue también tu alegría cuando ángel te reveló el gran misterio de la Encarnación! Por este dolor y este gozo, acompañamos siempre, ayúdanos, en nuestra grandes o pequeñas noches oscuras del alma, cuando no entendamos lo designios de Dios o no sepamos descubrir su amabilísima Voluntad en los sucesos de cada día. Ayúdanos a ser humildes, a permanecer en oración hasta de noche, en sueños, para que fieles alcancemos la gracia de la perseverancia final. Que agradezcamos al Señor cada instante de nuestro existencia, seguros de que pase lo que pase siempre aguarda una tarea importante que cumplir en la obra de la Redención. San José Padre y Señor, ruega por nosotros.

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