Declarada por el Papa Pío VII en 1829 como patrona de Colombia con su propia fiesta litúrgica, La Virgen de Chiquinquirá es una de las advocaciones más representativas con las que se venera la Virgen María en el catolicismo en el país.
Su historia se remonta hasta el siglo XVI donde el pintor español Alonso de Narvaéz, a petición de un fraile dominico, pintó sobre un lienzo de algodón indigena la imagen de la Virgen del Rosario acompañada de los santos San Antonio y San Andrés.
Para el año de 1562 esta imagen se encontraba en la capilla construida para fines religiosos por el caballero Antón de Santana en la localidad de Sutamarchán, en la cual, doce años después debido a una gran humedad en la construcción, la imagen se vio afectada a tal punto de quedar prácticamente borrada.
Debido a esto, la imagen es trasladada hacia el municipio de Chiquinquirá, donde fue abandonada en una habitación. Es entonces hasta 1585 que una humilde mujer proveniente de España de nombre María Ramos, encuentra el cuadro de la Virgen del Rosario aún más deteriorado, pues el paso de los años provocó que este se llenara de polvo y agujeros. Ella guiada por su devoción decide hacer lo posible por restaurar el lugar donde yacía el cuadro para proceder a colocarlo en el mejor lugar de la habitación.
María diariamente visitaba la imagen de laVirgen para orar y rogar para que se manifestara, hasta que una mañana se hizo realidad lo que tanto anhelaba, y fue gracias a una mujer de la localidad quien se paseaba cerca con su hijo, que María Ramos coincidió con presenciar este suceso, pues fue tanta la emoción y la sorpresa de aquella mujer chiquinquireña al ver el cuadro resplandecer y restaurarse hasta verse como recién hecho, que gritó y llamó a María y para un abrir y cerrar de ojos una gran cantidad de personas ya se encontraban allí. Así mismo la voz corrió hasta llegar al en ese entonces Arzobispo en Bogotá, quién comprobó por sí mismo la veracidad del acontecimiento.
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