Novena a San José

¡Oh Dios, que con inefable providencia te dignaste elegir a San José para esposo de tu Santísima Madre!; te rogamos nos concedas tenerlo como intercesor en el cielo, ya que lo veneramos como protector en la tierra.

Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén

Acto de contrición

Misericordia Seños hemos pecado. Por tu inmensa compasión borra nuestras culpas. Contra Ti, contra Ti sólo pecamos. Cometimos las maldades que Tú aborreces. Aparta de nuestros pecados tu vista. Borra de nuestras almas toda culpa. Oh Dios crea en cada uno un corazón puro, y no alejes de nosotros tu santo espíritu. Como se aleja el oriente del occidente así Tú alejas nuestros pecados. Tú perdonas nuestras faltas. Eres compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia. No nos tratas como merecen nuestros pecados ni nos castigas como lo exigen nuestras culpas. Como se eleva el cielo sobre la tierra, así se eleva Tú bondad sobre nosotros. Como un padre siente ternura por sus hijos, así Tú, oh Dios, sientes compasión por tus servidores. Sabes de qué estamos hechos y recuerdas que somos de barro. Tú misericordia señor dura por siempre. Recuerda Señor que tu ternura y tu misericordia son eternas: no te acuerdes de nuestros pecados ni de las maldades de nuestra vida pasada. Acuérdate de nosotros con misericordia, por tu bondad Señor. Por el honor de tu nombre perdona nuestras culpas que son muchas. Te lo suplicamos en nombre de Jesucristo tu Hijo Nuestro Señor, quien contigo y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos.

Oración para todos los días

Dulcísimo abogado y protector mío ¡San José! Infinitas gracias sean dadas a la Trinidad Beatísima, de quien fue vuestra alma enriquecida de celestiales dones para que debidamente desempeñéis el encargo, que os había confiado. Sublime predestinación la vuestra, que hubiera sido de inmensa honra para el más elevado de los ángeles, con la cual fuistes constituido Cabeza de la Sagrada Familia, confidente de los secretos celestiales, esposo de la Madre de Dios, custodio del Verbo Divino sois Justo que tuvieses la dicha de ver al Mesías, de adorarle, de estrecharle contra el corazón, de tenerlo sujeto a vuestros mandatos; sois la nave misteriosa que servisteis de amparo y apacible luz a la Reina de los ángeles; sois la providencia del mundo que supisteis conservarnos con indecibles trabajos, la Víctima propiciatoria por los pecados, el Pan del cielo, alimento de los escogidos. Vos seréis siempre, después de Jesús y de María, el objeto de mi mayor veneración, el camino para ir a ellos, y por Vos espero alcanzar misericordia y gracia. Seréis mi refugio en los combates, consuelo en las aflicciones, socorro en las necesidades, y ahora otorgadme las gracias que humildemente os pido en esta Novena, sí es para mayor gloria de Dios y honra vuestra.

Amén

3 padres nuestros-Ave María y Gloria

Gozos

 1 . Pues la Iglesia te saluda José, universal patrón.

R/ Acógenos bajo el manto de tu excelsa protección.

2. José de noble prosapia,

De ilustres reyes nacido

y del Eterno escogido

de Jesús para tutor:

¿Quién como tú venturoso

antes de nacer ya santo?

R/ Acógenos bajo el manto de tu excelsa protección.

3.  Lirio más terso y fragante

no vio el valle de Judea.

Por eso en ti se recrea

de toda pureza el Dios

y hace tu vara florida

con universal espanto.

R/ Acógenos bajo el manto de tu excelsa protección.

4. De la más pura doncella

que admiró la luz del día,

de la celestial María,

dióte mano y corazón.

¡Oh, El más feliz de los hombres!

R/ Acógenos bajo el manto de tu excelsa protección.

5. ¡Qué bien se encuentra en tus brazos

ese Niño flor del Cielo!

¡Cómo le guarda tu anhelo!

¡Cómo le estrecha tu amor!

Si lo pierdes un instante,

cómo te anegas en llanto

R/ Acógenos bajo el manto de tu excelsa protección.

6. de tu excelsa protección.

Venturoso le sustentas

con el sudor de tu frente,

padre de tu Redentor;

vives para Él solamente,

mueres al sonar la aurora,

de tu fúnebre quebranto.

R/ Acógenos bajo el manto de tu excelsa protección.

7. Con Jesús y con María

formas el grupo más bello,

de la Trinidad destello,

de la Iglesia adoración.

Por eso el cristiano pueblo

te repite amable Santo.

R/ Acógenos bajo el manto de tu excelsa protección.

8. Tu nombre es cada día

más glorioso y más amable,

que a poder tan admirable

no resiste el corazón.

Su providencia te nombra

El mundo que te ama tanto.

R/ Acógenos bajo el manto de tu excelsa protección.

9. De Ignacio la grey querida

no es la que menos te ama,

pues por patróno te reclama

y descansa en su favor;

acoge su humilde ruego

y no desoigas su canto.

R/ Acógenos bajo el manto de tu excelsa protección.

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