El Santo del día
9 de febrero
San Miguel Febres Cordero

En vista de que no podía caminar por la deformidad congénita de sus pies, pasaba largas horas en el jardín de su opulenta casa contemplando las plantas y alabando a Dios. Una mañana cuando apenas contaba cinco años, Francisco Febres Cordero llamó a su madre para compartir con ella la alegría de ver a una hermosa señora que levitaba sobre el rosal y como su progenitora no la veía, se puso en pie y caminó hasta el sitio en donde estaba la Madona y, al llegar allí, comenzó a rezar el rosario. Hecho el milagro, pudo asistir a la escuela recién fundada por los Lasallistas en su pueblo natal, Cuenca (Ecuador), y era tal su celo, que al final de las clases se quedaba para ayudar a los hermanos en sus quehaceres.
A pesar de la oposición de sus acaudalados padres, Miguel Febres Cordero, (nacido en Cuenca, Ecuador el 7 de noviembre de 1854), persistió en ingresar a la orden lasallista y con el nombre de Hermano Miguel, se hizo muy popular por su entretenida forma de catequizar a los niños para la primera comunión (labor que fue su preferida, durante 26 años), pero además de ejercer como profesor se dedicó a escribir y en tres años ya había publicado más de cien obras sobre religión, literatura, gramática y matemáticas –que hoy son textos fundamentales de la educación lasallista y forman parte de la colección G. M. Bruño– lo que le valió su designación como miembro de las academias de la lengua de Ecuador y España.
Por su labor educativa y su misericordiosa dedicación a los pobres, fue elevado a los altares por san Juan Pablo II en 1984 y por eso hoy 9 de febrero –fecha de su muerte y día de su festividad–, es la mejor oportunidad para pedir, por la intercesión de san Miguel Febres Cordero, que nuestros hijos y nietos sean educados en el temor de Dios y con los valores necesarios, para hacer del nuestro, un mundo mejor y fraterno.