Día segundo
Oración particular para el segundo día
Tristísima y Dolorosísima Virgen María, mi Señora, que puesta en pie delante de la Santa Cruz en que estaba crucificado vuestro Unigénito Hijo, mi Señor Jesucristo, le mirabais padecer y agonizar por los pecados del mundo:
Volved, Señora, esos purísimos ojos vuestros bañados en lágrimas y miradme para compadeceros de mí, viendo cuál me tiene la culpa; y alcanzadme, de Vuestro Hijo crucificado, misericordia y el favor que os pido, si ha de ser para su gloria y bien de mi alma.
Amén.
Día tercero
Oración particular para el tercer día
Tristísima y Dolorosísima Virgen María, mi señora, a quien vuestro Unigénito Hijo, antes de expirar, hizo Madre del Género Humano, en cabeza del Virgen Juan, para que miraseis a los hombres como hijos nacidos de vuestros dolores, adoptados por el amor de Jesús y encomendados a vuestro cuidado:
Recibidme por hijo, Madre Dulcísima, y encaminad a Dios mis palabras, obras y pensamientos y alcanzadme de Vuestro Hijo Santísimo este favor que os pido, si ha de ser para gloria suya y bien de mi alma.
Amén.
Día cuarto
Oración particular para el cuarto día
Tristísima y Dolorosísima Virgen María, mi Señora, que entre toda la muchedumbre de escribas y fariseos que rodeaba a Vuestro Unigénito Hijo, mi Señor Jesucristo, oíais aquellas afrentosas palabras, injurias y blasfemias con que baldonaban su divina inocencia y le visteis expirar con aquella sonora voz:
Purificad, Señora, mis labios, para que yo le desagravie con amor; y oíd los suspiros de mi corazón, que dicen que es mi Dios y Señor, suma Santidad, suma Bondad, suma Inocencia, suma Verdad; y alcanzadme de su misericordia este favor que os pido, si ha de ser para gloria suya y bien de mi alma.
Amén
Día quinto
Oración particular para el quinto día
Tristísima y Dolorosísima Virgen María, mi Señora, que después de haber entregado el espíritu al Eterno Padre en la Cruz Vuestro Unigénito Hijo, mi señor Jesucristo, cuando parecía haberse acabado los tormentos, visteis a un soldado levantar la lanza y romper su santísimo costado, hiriendo al amante corazón del Crucificado Difunto, quedando abierta la puerta para la salvación de los hombres:
Bañadme, Señora, en esa sangre y agua. Entradme por esa puerta a la eternidad de la Gloria. Y alcanzadme de Dios este favor que os pido, si ha de ser para gloria suya y bien de mi alma.
Amén.
Día sexto
Oración particular para el sexto día
Tristísima y Dolorosísima Virgen María, mi Señora, que al pie de la Santa Cruz estabais viendo desclavar a Vuestro Unigénito Hijo, mi señor Jesucristo, y recibisteis en vuestras manos la corona de espinas y los clavos bañados en su sangre preciosísima:
Poned, Señora, esas punzantes espinas sobre mis ojos, esos agudos clavos sobre mi corazón, para que yo sienta algo de lo mucho que sentisteis, y vaya a la parte en vuestros dolores, aborreciendo más que la muerte, la culpa, que fue causa de tantos males; y alcanzadme de Vuestro Hijo, con el perdón de todas las mías, este favor que os pido, si ha de ser para mayor gloria suya y provecho de mi alma.
Amén.
Día séptimo
Oración particular para el séptimo día
Tristísima y Dolorosísima Virgen María, mi Señora, que después de haber adorado y besado la corona y clavos de Vuestro Hijo, recibisteis en vuestros delicados virginales brazos su sacratísimo cuerpo:
Mirad, Señora Dolorosísima, esas heridas que abrió la crueldad. Mirad esa sangre que cuajó el aire. Mirad ese cuerpo bellísimo que formó el Espíritu Santo, ya tan desfigurado a rigores.
Rogadle, Señora y Madre mía, con vuestras lágrimas, y compadeceos de mí, miserable pecador, para que, arrepentido de haberos ocasionado tanto dolor y haber puesto así a Vuestro Hijo y mi Señor, se deshaga mi corazón en llanto. Y alcanzadme este favor que os pido, si ha de ser para mayor gloria de Dios y bien de mi alma.
Amén.
Día octavo
Oración particular para el octavo día
Tristísima y Dolorosísima Virgen María, mi Señora, que anegada en lágrimas, con ellas lavasteis el cuerpo tan afeado de Vuestro Unigénito Hijo, mi señor Jesucristo; le aplicasteis su divino rostro al vuestro purísimo; le ungisteis y amortajasteis para conducirle al sepulcro, donde con Él dejasteis vuestro amantísimo corazón:
Dadme, Señora, licencia para que yo vaya, como criado –el más humilde de vuestra familiaacompañando el entierro de mi Señor; y para que nunca aparte de su sepulcro el dolor de mis culpas, que le han puesto en Él; y alcanzadme de su bondad este favor que os pido, si ha de ser para mayor gloria suya y bien de mi alma.
Amén.
Día noveno
Oración particular para el noveno día
Tristísima y Dolorosísima Virgen María, mi Señora, ya queda Vuestro Unigénito, mi Señor Jesucristo, sepultado; y Vos, Señora, os volvéis sola sin la luz de vuestros ojos y sin la vida de vuestro corazón. Todos los espíritus del Cielo os acompañen, ¡oh, María Dolorosísima!, que a mí me pesa de haberos dado tantos quebrantos con mis culpas. Yo he sido, Madre amantísima, el malhechor. Yo, el cruel homicida. Yo, con ellas he quitado la vida a Vuestro Hijo Dulcísimo:
A vuestros pies me postro porque me valga toda vuestra piedad aun habiendo sido tan cruel contra Vos. En vuestra misericordia confío para esperar por los dolores mismos que yo he ocasionado, el perdón que no merezco.
Propongo, Señora y Madre mía afligidísima, firmemente la enmienda y empezar nueva vida para que me valga vuestro sagrado dolor; y por él, lograr en vuestra compañía, la vida eterna, con este favor que os pido, si ha de ser para mayor gloria de Dios y bien de mi alma.
Amén.