Oración final.
Omnipotente y eterno Dios, suplicamos humildemente a vuestra Majestad, que así como vuestro Unigénito Hijo fue presentado en el día de hoy en el templo, revestido de nuestra carne, así seamos presentados a Vos purificadas nuestras almas. Por Jesucristo Nuestro Señor. – Amén.
De una madre a la Santísima Virgen, para todos los días de esta Novena.
¡Oh María! Virgen pura y sin mancha, casta esposa de José, tierna Madre de Jesús, modelo completo de las esposas y de las madres, yo vengo a vos llena de respeto y de confianza, con los sentimientos de la más profunda veneración me postro a vuestros pies e imploro vuestro socorro. ¡Ved, o poderosa María! ved mis necesidades y las de mi familia; escuchad los ardientes votos de mi corazón, los que confío al vuestro tan tierno y tan bueno. Yb espero por vuestra intersección, obtener de Jesús la gracia de complic bien con mis deberes de esposa y de madre. Alcanzadme el temor de Dios, el amor al trabajo y a las buena obras, el gusto por la oración y por las cosas santas, la dulzura, la paciencia, la sabiduría, todas las virtudes que el Apóstol recomienda a las mujeres cristianas, y que hacen la felicidad y el adorno de las familias. Enseñadme a honrar a mi esposo como vos honrábais a San José y como la Iglesia honra a Jesucristo. ¡Que el encuentre en mi una esposa según su corazón! ¡Que la unión santa que hemos contraído sobre la tierra subsista eternamente en los cielos! Proteged a mi esposo en todos sus caminos, yo imploro su felicidad aún más que la mía. Recomiendo también a vuestro maternal corazón mis pobres hijos: ised su madre; formad su corazón para la piedad; que ellos no se separen jamás del sendero de la virtud; que sean felices! Que después de nuestra muerte se acuerden de su padre y de su madre; que rueguen por nosotros; que honren nuestra memoria con sus virtudes. ¡Tierna Madre! que ellos sean piadosos y caritativos. ¡Siempre cristianos! ¡Que su vida, llena de buenas obras, sea coronada por una santa muerte! Que
podamos, oh María, yo os pido con todo mi corazón, que podamos encontrarnos todos juntos en cielo, para contemplar vuestra gloria, para celebrar vuestros beneficios, vuestro amor bendecir eternamente con vos vuestro querido Hijo Nuestro Señor Jesucristo. – Amén.
(Ave María)