Novena a la Virgen de la Vida

Oración diaria

Dios de amor, en tus designios has trazado el camino de la historia y nos has dado en tu Hijo Jesucristo el signo más vivo de tu amor, 

 

Al honrar y glorificar las muestras de tu amor, queremos proclamar con la fe de la Iglesia que María, la virgen fiel, ha querido vivir  en plena comunión con el Plan de Salvación.

 

Por eso, esta familia que peregrina en la fe, celebra, bendice y glorifica tus designios al proclamar a María, Madre tuya y madre nuestra, modelo para nuestra vida y signo constante de tu amor.

 

Dios siempre fiel, te pedimos que seamos como María, servidores de la vida, de la que apenas comienza, de la que avanza en la historia, de la que recoge sus pasos preparándose para el abrazo final en tu amor.

 

Que esta meditación en los misterios de tu bondad leídos a la luz de las glorias de María, nos transforme, nos santifique, nos comprometa a seguir el camino de la esperanza de la mano de la Gloriosa Señora que Tú, Dios de amor, nos has regalado como Madre, Maestra y Señora de la Vida y de la  fe.

Amén.

Gozos

Santa Madre de la vida, cuida del pueblo que tu Hijo

confió a tu amor maternal…

1. Desde los siglos remotos, 

anunciada en los profetas, 

caminas hacia nosotros, 

virgen fiel y madre nuestra, 

recoge nuestras plegarias,

oh santa Madre de Dios, 

Te cantan con voz de cielo 

los profetas del Señor, 

te anuncian los dulces versos 

de David y Salomón, 

Reina y Madre de esperanza, 

recibe nuestra canción.

R: Santa Madre de la vida, cuida del pueblo que tu Hijo

confió a tu amor maternal…

2.A tu ventana de gloria, 

llega el Arcángel Gabriel, 

y te saluda, Señora, 

dulce Madre, virgen fiel. 

El Verbo se hace vida 

en tu seno virginal. 

R: Santa Madre de la vida, cuida del pueblo que tu Hijo

confió a tu amor maternal…

3.Proclamas las Maravillas 

con tu lengua celestial, 

a Dios bendices, Señora, 

por la gracia y por la paz 

que ha de sellarse en tu Sí, 

que redime la heredad. 

R: Santa Madre de la vida, cuida del pueblo que tu Hijo

confió a tu amor maternal…

4.Madre del Divino Infante, 

madre del Dios Emmanuel, 

le cuidas en tu regazo, 

Reina de paz y de bien 

y en tu corazón de madre 

nos acogiste también.

R: Santa Madre de la vida, cuida del pueblo que tu Hijo

confió a tu amor maternal…

5.Le sigues en el silencio 

Con tu vida y tu oración, 

le escuchas y saboreas 

en tu santo corazón. 

Junto a la cruz nos recibes 

y acoges, Madre de Dios.

R: Santa Madre de la vida, cuida del pueblo que tu Hijo

confió a tu amor maternal…

6.Y cuando Cristo triunfante, 

vence del mal el horror, 

eres Asunta a la gloria, 

virgen fiel, Madre de Dios. 

Intercede por nosotros, 

reina vestida de sol.

R: Santa Madre de la vida, cuida del pueblo que tu Hijo

confió a tu amor maternal…

7.Que todos los que te cantan,

con muy piadosa oración, 

trabajemos por la vida, 

precioso don del Señor

y seamos constructores 

de paz, de vida, de amor.

R: Santa Madre de la vida, cuida del pueblo que tu Hijo

confió a tu amor maternal…

8.Cuida de los que comienzan

en el seno maternal,

Proteje a los que caminan 

anunciando la verdad,

haz que hasta el final de los días

vivamos con dignidad.

R: Santa Madre de la vida, cuida del pueblo que tu Hijo

confió a tu amor maternal…

9.Al Padre la eterna gloria, 

y al Hijo que es vencedor. 

Al Espíritu alabanzas, 

a los tres gloria y honor, 

pues te coronan de estrellas, 

oh, Santa Madre de Dios.

R: Santa Madre de la vida, cuida del pueblo que tu Hijo

confió a tu amor maternal…

Oración particular de cada día

Oración final 

A ti, Señora de la Vida dirigimos miradas y corazones. 

 

A ti Reina incomparable, se eleva el clamor para que sigas intercediendo por los que te aman, para rogarte, que no ceses de presentarnos delante de tu Hijo, Juez inmortal de los siglos, para que no dejes de cubrir con tu manto, nuestra pobreza y desvalimiento, para que nos lleves, prendidos a tu corazón y nos eleves contigo a la eternidad gloriosa. 

 

Señora celestial, acoge nuestras plegarias y, como abogada e intercesora nuestra, ruega por nosotros, peregrinos en este valle de lágrimas, sedientos de cielo, ansiosos de luz, rendidos y admirados ante las maravillas que el Creador ha realizado en ti.

 

Que la vida humana, don de Dios, sea respetada, que los que apenas la comienzan sean acogidos con amor y cariño, que quienes van avanzando por el camino de la historia te sientan como maestra de virtudes y modelo de fe, que quienes aguardan el momento final de su existencia encuentren en ti segura intercesión.

 

Bendice a quienes proclaman y propagan tus glorias y haz que vivamos como tú sirviendo a Dios y llenando de esperanza la existencia humana. Amén.